Los ‘Reyes Magos de Oriente’ (o simplemente ‘Reyes Magos’) es el nombre por el que la tradición denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica.
La tradición más difundida que ha llegado hasta nuestros días cuenta de los Reyes Magos que vinieron de Oriente, que eran tres y que iban guiándose por una estrella (la célebre ‘Estrella de Belén’) que les condujo hasta Belén, donde buscaron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole oro (representando su naturaleza real, como un presente que se confería solo a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina y era empleado en los altares donde se rendía culto a Dios) y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, representando la pasión y muerte futura de Jesús).
Parece ser que solo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones (los mencionados oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían, si bien en algún momento distintas tradiciones han señalado que eran cuatro, siete y hasta doce.
En cuanto a los nombres de los Reyes Magos, la primera vez que históricamente surge el nombre con que hoy los conocemos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia), en un friso decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes, la cual está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y con actitud de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer, de derecha a izquierda, tres nombres que dicen: Gaspar, Melchior, Balthassar.
Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología, como los de presentar a los Reyes Magos a modo de representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad, de las tres edades del hombre o de los tres continentes conocidos en la época (Asia, África y Europa).
Sin embargo, en los Evangelios solamente se habla de ‘magos’ y en ninguna parte se indican sus nombres, ni dice que fuesen reyes, ni que fueran tres (un número que posiblemente tenga que ver solo con la cantidad de obsequios ofrecidos), creencias que fueron agregadas varios siglos después y que se han mantenido en la tradición popular que ha llegado hasta nosotros y que es como actualmente la celebramos.
Según la creencia católica, estos ‘magos’ eran representantes de religiones ‘paganas’ de pueblos vecinos, que los Evangelios ven como las primicias de las naciones que aceptarán la religión católica y, en muchos países hispanohablantes existe la tradición de representar a los reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior a la Epifanía, que es tal como lo celebramos nosotros.
ALGO DE HISTORIA
La palabra ‘mago’ proviene en su origen de ma-ku-ish-ti, un término elamita que pasando por otras lenguas llegó al griego como magoi y de ahí al latín como magi / magister, de donde derivó al español. Los ‘magos’, en su origen, eran los miembros de la casta sacerdotal medo-persa de la época.
La figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos de los cuales fueron incluidos en los llamados evangelios canónicos que hoy conforman el ‘Nuevo Testamento’ de la Biblia. Concretamente, el ‘Evangelio de Mateo’ es la única fuente bíblica que menciona a unos ‘magos’ (sin especificar ni los nombres, ni el número, ni darle el título de reyes), quienes guiados por una estrella buscan al rey de los judíos que ha nacido en Jerusalén, guiándoles ésta hasta Jesús nacido en Belén a quien ofrecen oro, incienso y mirra.
Otras tradiciones antiguas que no fueron incluidas en los evangelios canónicos, como por ejemplo el llamado ‘Evangelio del Pseudo Tomás’, del siglo II, son sin embargo más explícitas en detalles. Así, en ese evangelio ‘apócrifo’ se dice que los ‘magos’ tenían algún vínculo familiar y también que llegaron con tres legiones de soldados, una de Persia, otra de Babilonia y otra de Asia.
Según interpretaciones posteriores, los Magos fueron considerados originarios de Europa, Asia y África, respectivamente. Sin embargo, en el último libro escrito por el papa Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret, titulado ‘La infancia de Jesús’, éste destaca que los Reyes Magos probablemente no venían de Oriente tal como se ha creído tradicionalmente, sino de Tartessos, un lugar que algunos han interpretado como el de ‘los buscadores de la verdad’. Así, los ‘magos’ representarían en realidad a todos los hombres buscadores de Dios de todos los tiempos y de todos los lugares, y eso incluía a todo el mundo hasta entonces conocido cuyo límite occidental era Tartessos o Tarsis, ubicado en la península ibérica, concretamente entre Huelva, Cádiz y Sevilla. Por eso, al mencionar a Tartessos, Benedicto XVI se refirió a este límite geográfico que tenía el mundo en el siglo I a. C.
Respecto a los nombres de los reyes, las primeras referencias parecen remontarse al siglo V a través de dos textos en el que son llamados Melichior, Gathaspa y Bithisarea, y Balthazar, Melkon y Gaspard, respectivamente. Estos nombres son además diferentes según la tradición siriaca.
Si bien parece contradictorio que practicantes de la ‘magia’, tan severamente amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, sean admitidos como adoradores de Jesús, hay que tener en cuenta que el término griego magós no era utilizado únicamente para referirse a los hechiceros sino también para referirse a ‘hombres sabios’ (así se los llama en diversas versiones inglesas de la Biblia) o, más específicamente, a ‘hombres de ciencia’. De hecho, según el ‘Evangelio de Mateo’, éstos también poseían conocimiento de las Escrituras, siendo posible que estos ‘magos’ pertenecieran a la religión zoroastra. A partir del relato de San Mateo se han ido elaborando numerosas leyendas sobre los hechos y la personalidad de estas tres figuras, incluyendo el presunto estatus real.