Sobre la pérdida de la ‘Bandera Azul’ en la Playa de El Médano (I)

12 Jul, 2018 | Medio Ambiente, Reportaje, Sociedad | 0 Comentarios

Este año Granadilla de Abona se ha quedado sin la única ‘Bandera Azul’ de que disponía, concretamente la de la Playa Central de El Médano, tras haberla recuperado en 2016 y haber perdido otras dos (playas de La Jaquita y de Leocadio Machado) hace unos años, lo que ha generado una fuerte controversia sobre quienes son los responsables de haber llegado a esta situación que no deja en buen lugar al municipio ante quienes visitan nuestras playas y se encuentran con que ninguna dispone de esa referencia que, a modo de ‘sello’, es garantía de excelencia, calidad y seguridad para l@s usuari@s.

Antes de entrar en materia de ‘responsabilidades’ para que cada quien pueda sacar sus conclusiones con la mayor objetividad posible, vamos a tener en cuenta algunas consideraciones sobre la ‘Bandera Azul’ y lo que ésta representa, empezando con lo que el blog Diario del Viajero, con el titular ¿Qué significa la Bandera Azul de una playa?’, publicaba el 23 de junio de 2015:

«Cada año, justo cuando comienza el buen tiempo y comenzamos a mirar el litoral soñando con nuestro primer baño en el mar, suele publicarse el listado de «banderas azules» de la temporada.

Allí nos enteramos de cuántas bandera azules nuevas se han otorgado desde el verano anterior y las playas que se incorporan al listado, o las que han perdido este sello.

¿Qué significa la Bandera Azul de una playa?

Podríamos definir a la «bandera azul» como un premio, un sello de calidad que se otorga a las playas que reúnen ciertos criterios de excelencia, calidad y seguridad.

Hay que decir que no sólo hay playas con banderas azules en España o en las costas europeas, sio que las mismas también se otorgan a puertos que reúnan similares niveles de excelencia.

En Europa son 26 los países que cuentan con alguna playa con esta distinción, pero también hay 484 playas asiáticas en 5 países, 95 en África, 74 en América y hasta 12 banderas azules en Oceanía.

España es el país que más banderas azules reúne: 578 playas y 101 puertos en esta temporada, seguida por Francia con 370 playas y 91 puertos y por Turquía, con 379 playas y 22 puertos.

Historia de la Bandera Azul

El concepto de «bandera azul» nace en 1985 cuando Francia dota a algunas de sus playas de un sistema especial de saneamiento. El año siguiente, 1986, fue el Año del Medioambiente en Europa y a partir del ejemplo de esas playas se decide comenzar a premiar a los espacios que cumplan ciertos criterios medioambientales.

Así nace la «bandera azul» como sello. En 1987 ya eran unas 244 playas y 208 puertos europeos que la habían conseguido.

A partir del año 2006 la «Bandera Azul» llega a todos los continentes, con algunas variaciones de acuerdo a las características propias de los entornos naturales en los que se encuentran.

Las banderas son otorgadas por la Fundación Europea de Educación Ambiental a las playas y puertos que cumplen una serie de condiciones ambientales e instalaciones. Las playas y puertos se postulan y presentan su candidatura y un jurado selecciona cada año las que deban ganarla o las que la pierden.

Además las Agencias de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA-UNEP) y para el Turismo (OMT), en el jurado participan la Federación Internacional de Salvamento y Socorrismo (ILSE), la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) de la UE, la Unión Europea para la Conservación de las Costas (EUCC) (Coastal & Marine Union), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), un experto en Educación Ambiental y el Consejo Internacional de Asociaciones de la Industria Portuaria (ICOMIA).

¿Cómo es una playa con Bandera Azul?

Básicamente, una playa premiada con una Bandera Azul garantiza a los visitantes que respeta ciertos criterios medioambientales y de seguridad.

Entre los criterios de más interés podemos citar:

  • Debe dar al publico información sobre los ecosistemas litorales, espacios naturales sensibles y especies protegidas en esa zona costera y de la calidad de las aguas de baño.

  • El Ayuntamiento debe demostrar que se ofrecen al público, como mínimo, cinco actividades de información y educación ambiental.

  • No puede haber vertidos industriales, de aguas residuales y de otro tipo de sustancias contaminantes o basuras que pueden afectar la playa o a su entorno.

  • El municipio debe contar con un plan de desarrollo y ordenación del territorio para su zona litoral.

  • Correcta instalación, mantenimiento y vaciado regular de un número adecuado de papeleras y contenedores, así como disponer de servicio de recogida selectiva de residuos en la zona.

  • Debe contar con baños adecuados y limpios, sin vertidos incontrolados o ilegales de sus aguas residuales.

  • Presencia de socorristas titulados en la playa durante la temporada de baño encargados de las labores de salvamento y socorrismo y/o equipo de salvamento adecuado y claramente señalizado en la playa, incluyendo instrucciones sobre su modo de empleo, así como acceso inmediato a teléfono público.

  • Señalización-control de zonas específicas para actividades incompatibles con el baño (deportivas, por ejemplo).

  • Accesibilidad: Una de las playas con Bandera Azul del municipio, como mínimo, debe poseer rampas de acceso a la playa y sanitarios para personas con discapacidad, excepto en aquellos casos en que la topografía claramente no lo permita. »

Para una información más detallada sobre la ‘Bandera Azul’ y los criterios de establecimiento de ésta para playas, pulsar en el siguiente enlace de wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Bandera_Azul.

Otro punto de vista crítico, cuestionando en este caso la excesiva importancia que se le da a la garantía de ‘calidad ambiental’ que ofrece la ‘Bandera Azul’ a las playas que se les concede, lo aporta el siguiente artículo publicado el pasado 26 de marzo por Canarias 7 con el titular Playas con Bandera Azul, pero no tan verdes’:

« Si usted piensa pasar sus vacaciones en alguna de las 579 playas españolas con bandera azul, puede dar por sentado que será cómoda, segura, limpia y con aguas aptas para el baño, pero no espere que tenga un especial valor ambiental, al menos no superior al de otros arenales de su entorno.

Concedidas desde 1987 por la Federación para la Educación Ambiental, las banderas azules se han convertido en estas décadas en uno de los estandartes más cotizados por los municipios turísticos de todo el mundo, ya que la mayoría de los ciudadanos (en especial en Europa) las reconocen sin problema como un distintivo de calidad.

Sin embargo, ¿tiene la bandera azul algún valor «verde», como sugieren el apellido de la organización que las otorga y la publicidad que tradicionalmente ha rodeado a este distintivo?

Es la pregunta que se plantean tres investigadores de la consultora ambiental Quatre, de Menorca, y las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Sevilla en un libro monográfico sobre la gestión de las playas que acaba de publicar la editorial científica alemana Springer, Francesc Xabier Roig Munar, Carolina Peña Alonso y Pablo Fraile Jurado («Beach management tools», 2018).

«A la Bandera Azul se la considera la predecesora de todas las certificaciones de turismo sostenible en las zonas de litoral, hasta el punto de que se ha convertido en el reconocimiento más conocido y universal», apuntan los autores de este estudio.

Estos tres investigadores subrayan que el éxito conseguido por la Bandera Azul le ha facilitado su extensión a numerosos países, aunque no sin críticas, lo que les ha llevado a examinar si realmente esa enseña premia playas sostenibles o más bien playas con comodidades para el turista, con buenos servicios y seguras.

Y para ello toman como referencia las playas de dos de las grandes potencias turísticas de España, Baleares y Canarias, cuyas islas también atesoran lugares de alto valor ambiental en su costa.

La Bandera Azul ondeó en 2016 en 85 playas de ambas regiones (44 de Baleares y 41 de Canarias), cuyas características y valores naturales son comparadas en este estudio con otros doce arenales sin dicho distintivo (seis en cada archipiélago) situados en su entorno, a partir de factores como el de si cuentan o no con dunas, si existen construcciones sobre la arena o los sistemas dunares, cuánto distan de los hoteles y aparcamientos más cercanos, si se repone la arena de manera artificial o si se limpian utilizando maquinaria.

Este examen sobre la costa de Baleares y Canarias, apuntan los autores, revela que «las playas con bandera azul presentan una situación ambiental potencialmente degradada: La falta de sistemas dunares junto a las playas, la cercanía a las zonas de aparcamiento o la retirada de algas y vegetación marina, como ocurre en Baleares con la ‘posidonia oceánica’, pueden ser buenos ejemplos de todo ello».

Y el resultado de la comparación entre playas con Bandera Azul y playas sin este distintivo muestra que las primeras sufren una degradación ambiental superior al que se aprecia en las segundas.

Los autores observan, además, cierta correlación entre la concesión de la Bandera Azul y el aumento de la presión que soportan las playas, porque dicha concesión recompensa el contar con comodidades para el bañista que alteran las condiciones de esos espacios (como la limpieza mecánica de la arena o la disponibilidad de aparcamientos, chiringuitos, duchas o alquiler de tumbonas y sombrillas) pero infravalora criterios como su autenticidad natural o la calma.

El sistema de la Bandera Azul, añaden, no está pensado «para la conservación ambiental de las playas como sistemas naturales, sino para el beneficio y la comodidad de los usuarios que las visitan». De hecho, remarcan, los criterios que deben cumplir las playas candidatas a izar ese distintivo «priorizan el desarrollo sobre la conservación».

«Las instituciones locales perciben en la Bandera Azul un poderoso elemento para atraer al turista, con posibles impactos positivos sobre la economía local», apostillan.

En conclusión, resumen los investigadores, aunque la campaña de las Banderas Azules diga «promover un desarrollo sostenible de la costa, alentando la cooperación entre el turismo y el medio ambiente, eso no se corresponde con la realidad», ya que no introduce «mecanismos para una gestión sostenible» de las playas galardonadas con este distintivo que, con frecuencia, soportan una carga de visitantes superior a la recomendada. »

A esta misma cuestión crítica le dio también importancia la cadena SER Canarias, que en un artículo titulado Bandera Azul: buena para el bañista, no tanto para la playa’ decía el 29 marzo en su web:

« La pregunta de la que parte todo es si la bandera azul tiene algún valor «verde», es decir, si supone que la playa que recibe este distintivo internacional puede presumir de una buena calidad de su estado ambiental. A ella han intentado responder tres investigadores de la consultora ambiental Quatre y las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y Sevilla en un libro monográfico sobre la gestión de las playas.

La doctora de la ULPGC, Carolina Peña, señala que a la bandera azul se la considera la primera de todas las certificaciones de turismo sostenible en el litoral, pero «en los últimos años se ha puesto en duda si realmente esa enseña premia playas sostenibles o más bien playas con comodidades para el turista, con buenos servicios y seguras».

De cara a su estudio, tomaron como referencia las playas de Canarias y Baleares, donde en 2016 ondearon 41 y 44 banderas azules respectivamente. Según explica Peña, compararon estos lugares con otros doce sin distintivo y finalmente el examen reveló que las primeras sufren una degradación ambiental superior a la que se manifiesta en las segundas.

«En las playas con bandera azul notamos la falta de sistemas dunares junto a las playas, la cercanía a las zonas de aparcamiento o la retirada de algas y vegetación marina», asegura la doctora de la ULPGC, que pone de manifiesto que lo que se premia son más las comodidades para el bañista que el propio sistema natural de los arenales.

En definitiva, tener bandera azul no significa que se tenga en cuenta la conservación ambiental de las playas sino los beneficios para los usuarios que las visitan. Para estos investigadores, aunque la campaña de las banderas azules diga «promover un desarrollo sostenible de la costa, alentando la cooperación entre el turismo y el medio ambiente, eso no se corresponde con la realidad», ya que no introduce «mecanismos para una gestión sostenible» de las playas galardonadas que, con frecuencia, soportan una carga de visitantes superior a la recomendada. »

Una vez expuestas estas consideraciones, entramos en materia sobre el caso de la retirada de la Bandera Azul a la Playa Central de El Médano para 2018, la cual fue anunciada por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias y recogida por los medios informativos como eldiario.es, que el día 9 del pasado mes de mayo publicaba un artículo en su sección Tenerife Ahora con el titular La playa de Las Teresitas sigue sin Bandera Azul un año más y El Médano pierde su distinción en 2018′, en el que decía:

« La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias informó este martes de que el archipiélago ha obtenido 50 galardones de Bandera Azul para sus playas, una más que en la edición anterior, la de 2017, y con cinco para puertos deportivos, según el dictamen del jurado internacional del programa medio ambiental Bandera Azul 2018. La iniciativa Bandera Azul se gestiona, en Canarias, en colaboración con la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias a través de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud.

En total, 31 municipios de Canarias han sido galardonados con la Bandera Azul que distingue a aquellas playas y puertos deportivos que cumplen con los criterios de excelencia en la calidad del agua de baño, la normativa ambiental y disponen de infraestructura sanitaria y seguridad adecuados para garantizar la salud y la seguridad de los usuarios. La playa de Las Teresitas, en Santa Cruz (el Ayuntamiento presentó la petición tras 14 años sin hacerlo), sigue sin acceder a ese distintivo de calidad y la granadillera de El Médano lo ha perdido en 2018, en parte por los problemas de vertido de aguas negras y los cierres sufridos por ese motivo.

En lo que respecta a la isla de Tenerife, han recibido su galardón las playas de Torviscas y El Duque (Adeje), Las Vistas, Los Cristianos y El Camisón (Arona), La Arena (Santiago del Teide), Bajamar (La Laguna), El Socorro (Los Realejos), San Telmo y Playa Jardín (Puerto de la Cruz), La Jaquita (Guía de Isora) y Mesa del Mar (Tacoronte).

Según ha informado Europa Press, Tenerife ha obtenido para sus playas un total de 12 galardones de Bandera Azul, Gran Canaria 15, Lanzarote siete, Fuerteventura ocho, La Palma cinco, La Gomera dos y El Hierro una. En la modalidad de puertos deportivos, Gran Canaria ha obtenido dos galardones de Bandera Azul, Lanzarote uno y Tenerife dos (cinco en total en toda Canarias).

Además de los galardones obtenidos por playas y puertos deportivos, Canarias obtiene este año tres distinciones para centros Bandera Azul, tres para senderos azules y una distinción temática en materia de educación ambiental.

La Bandera Azul es un galardón anual y un sistema de certificación de la calidad ambiental desarrollado por la FEE (Federación Europea de Educación Ambiental).

El programa Bandera Azul se implantó en España en 1987. Es al año siguiente cuando se incorpora a Canarias, que en esa primera edición de 1988 consiguió tres banderas en los municipios de Adeje (playa de Troya), San Bartolomé de Tirajana (playa del Inglés) y Santiago del Teide (playa de La Arena).

La playa de La Arena y la playa del Inglés han conseguido sus galardones de manera ininterrumpida en 31 ediciones. En el año 2000 ondeaban ya 22 banderas en 16 municipios de cinco de las islas. »

(Continuará…)

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