A mediodía del domingo 29 de septiembre de 2019 Tenerife vivió un apagón general debido a un incidente en la subestación que Red Eléctrica de España (REE) tiene en el Polígono Industrial de Granadilla de Abona -representada en la imagen de cabecera-, un episodio que dejó en jaque a todo el suministro eléctrico de la isla y que provocó, entre otros numerosos inconvenientes, la inoperatividad del tranvía, el apagón de los semáforos, el cierre de las cocinas de los restaurantes, la inhabilitación de los cajeros automáticos y que cientos de personas quedaran atrapadas en garajes y ascensores, además de una saturación en las líneas telefónicas ante el desconcierto de la población por lo ocurrido.
Un incidente de estas características ya había sucedido en 2010, cuando un fallo en este caso en la subestación de Las Caletillas arrastró a todo el sistema de la isla que se vino abajo durante 5 horas y que se produjo por segunda vez en tan sólo diez días, afectando a 899.833 personas y que se tardó seis horas en reparar.
En un primer momento, Red Eléctrica de España (REE) y Endesa, responsables respectivamente del transporte (distribución) y generación de la energía eléctrica en la isla, dijeron desconocer el origen del apagón y lo catalogaron como «una avería grave» por lo que tardarían varias horas en arreglar el problema, además de que abrirían una investigación para esclarecer lo ocurrido, concluyendo para REE que éste tuvo un origen fortuito e indetectable que se produjo en un pequeño transformador, mientras que Endesa señaló que una avería de ese tipo jamás debió producir un apagón general como el que tuvo lugar y, que si ocurrió, fue debido a una estrategia incorrecta de REE como responsable de la distribución de la energía eléctrica en la isla.
De este modo, ambas compañías entraron en una dinámica en la que se acusaban mutuamente del fallo y gestión del cero energético ocurrido, cruzándose entre ellas las responsabilidades que se hicieron públicas en una comparecencia del director territorial de Endesa en Canarias y del director de operaciones de REE en la comisión de Transición Ecológica del Parlamento de Canarias al que fueron llamados a declarar.
De hecho, mientras que para el representante de Endesa la central de Candelaria, que debía actuar como respaldo, actuó «perfectamente» y se acopló al sistema a los cuarenta minutos de haberse producido el fallo en la subestación de Granadilla, sin embargo para REE hubo necesidad de variar el plan de reposición del suministro porque Endesa había comunicado que no estaban disponibles los grupos de Las Caletillas.
Mientras el Gobierno de Canarias investigaba las causas del incidente para sacar conclusiones y determinar responsabilidades, el pasado 27 de diciembre (tres meses después del apagón) Diario de Avisos publicaba un artículo en el que hacía referencia a otro publicado por El País que, con el titular ‘¿Fue una tormenta solar la causa del gran apagón de Tenerife?‘, aseguraba que “Investigadores del Servicio Nacional de Meteorología Espacial sostienen, con datos del Observatorio Geomagnético de Güímar, que el cero energético que afectó a un millón de personas en la Isla en septiembre pasado pudo tener su origen en un fuerte aumento de los vientos solares”. A dicho artículo, titulado ‘Estudian si una tormenta solar causó el gran apagón de Tenerife’, se puede acceder pulsando en el siguiente enlace:
Por otro lado, el consejero de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena Alonso, dio a conocer el pasado 20 de enero que el primer informe derivado de la investigación para determinar las causas y responsabilidades del apagón del 29 de septiembre concluye que tanto REE como Endesa son corresponsables de lo sucedido.
El consejero explicó que el expediente se encontraba en el periodo de alegaciones y que el Gobierno de Canarias permanecía a la espera de las argumentaciones de ambas empresas, declinando Endesa pronunciarse al respecto hasta formalizar la presentación de sus alegaciones y remitiendo al comunicado que emitió al día siguiente de haberse producido el apagón, en el que explicaba que el problema tuvo su origen «en instalaciones ajenas a nuestra compañía» que afectó a toda la generación que tenía en funcionamiento en ese momento en las centrales de producción de Granadilla (seis grupos que sumaban 253,3 megavatios) y Candelaria (un grupo en la segunda de 20,8 MW). «Las condiciones de red resultaban en esos momentos incompatibles con la generación de energía, lo que condujo a la desconexión total de toda la generación base en funcionamiento en ambas centrales de producción», afirmaba Endesa.
REE, que tampoco quiso pronunciarse al respecto, el 30 de septiembre había atribuido por su parte el apagón a un «fallo fortuito» de un transformador de tensión en la subestación de Granadilla. El director de Operación de REE en las Islas, Eduardo Prieto, manifestó que «un fallo fortuito como éste no debe ser la causa ‘per se’ para tirar abajo todo un sistema eléctrico como el de Tenerife», por lo que no descartó que «elementos adicionales» produjeran el incidente.
Según contempla este primer informe del Gobierno de Canarias,Tenerife se quedó sin suministro de energía eléctrica a las 13:11 horas del domingo 29 de septiembre de 2019, al parar las dos centrales existentes en la Isla (Las Caletillas y Granadilla de Abona) debido a «un fallo técnico» ocurrido en la subestación Abona, que comparten Red Eléctrica de España (REE) y Endesa en el Polígono Industrial de Granadilla. El restablecimiento del servicio comenzó a las 14:50 horas dándose por completado a las 22:15 horas, más de nueve horas después de producirse el cero energético.
Si bien inicialmente el origen parecía estar en una presunta explosión producida en la central eléctrica de Endesa en Las Caletillas (Candelaria), la compañía -que no registró incidencia alguna en sus instalaciones y colaboró en la resolución del problema- aclaró que ese sonido explosivo «se debe al ruido que producen los motores cuando se paralizan a la vez». Fue pasadas tres horas y media, ya con el 12% del suministro restablecido, cuando Red Eléctrica hizo pública la existencia de una incidencia en la subestación Abona, emplazada en el Polígono Industrial de Granadilla de Abona. El apagón dejó sin luz a casi un millón de personas que residen en Tenerife, que se configuran en 460.000 abonados.
La multa para hacer frente a las responsabilidades, de producirse, podría ascender hasta los 600 millones de euros dependiendo de la gravedad de los hechos probados.