Tras haberse cumplido el pasado 24 de febrero el segundo aniversario del fallecimiento de nuestro apreciado paisano chasnero, el Dr. Antonio Bello Pérez, teníamos pendiente la publicación de un artículo en recuerdo de su persona para rendirle un más que merecido homenaje por todo lo que hizo en favor del desarrollo de la agroecología, que le supuso el reconocimiento internacional.
Para ello nada mejor que recuperar una de sus colaboraciones que hizo con el periódico La Rendija allá por los años 90 cuando este medio informativo se editaba en nuestro municipio (por supuesto en formato papel), concretamente la que hizo en el número 7 correspondiente al bimestre enero – febrero de 1994 que, publicada en la sección MUNDO RURAL con el título ‘Nuestra Agricultura’, decía en su introducción:
“El campo canario tiene muchos problemas, especialmente en el Sur de la Isla de Tenerife, donde las condiciones de aridez son muy duras. Además, el mundo agrario canario es distinto al del resto del mundo, porque el agricultor canario ha ido creando una manera que nos enseña a no tener miedo a las condiciones que limitan el desarrollo de la agricultura, sino que las transforma en su propio beneficio. Es este el caso de la procedencia volcánica de nuestros campos, pues el fuego es un factor que impide este desarrollo ya que significa la destrucción total, pero que el campesino canario lo ha transformado en una cultura agraria única y diferenciada del resto del mundo.”
En cuanto al artículo en sí, decía Antonio Bello con su peculiar estilo crítico, pero con toda la razón, lo siguiente:
« Desgraciadamente, hoy día el ser agricultor no es un aliciente que motive a la gente que parece ver mal esta dedicación, ignorando el enorme valor del campesinado. Si le preguntamos a un niño que quiere ser de mayor, muy pocos dirían que ‘agricultor’, aún siendo la agricultura un signo de identidad del pueblo canario.
El paisaje de Canarias tiene una gran diversidad y el campesino ha sabido manejarlo creando condiciones que permiten, por ejemplo, cultivar la viña en pleno desierto como es el caso de Lanzarote. Cuando viajamos por los campos de Canarias y comprobamos la variedad de sus cultivos: desde el guayabo (que es una planta tropical) a la batata, junto a los viñedos o naranjos (que son productos mediterráneos), todo esto nos da una idea de lo que es el fruto del buen manejo del sistema agrario canario. Las pequeñas paredes que fabrican los campesinos y que normalmente valoramos poco, son las que controlan el aire y fijan la humedad. Gracias a ellas la tierra es fértil, siendo toda una lección científica que los que están en los laboratorios y en los despachos suelen olvidar.
El medio agrícola canario va desapareciendo poco a poco. Las plataneras, los tomates y otros muchos cultivos se van sustituyendo por el cemento, lo cual es una barbaridad de la que toda la sociedad somos culpables. El agricultor no hace más que lo que la sociedad demanda, y ésta se ha olvidado del importante papel que el hombre tiene en la conservación de la naturaleza por medio del ejercicio de la agricultura, debido al enorme impacto que ha producido el dominio del sector Turismo, de tal manera que todo lo agrario ha acabado viéndose como algo viejo y decadente.
Cuando un turista llega a Canarias le enseñan los sistemas naturales como los bosques de laurisilva o Las Cañadas, lo cual es interesante. Sin embargo, la laurisilva a un turista centroeuropeo no le dice nada porque está acostumbrado a ver bosques similares en su país, pero si les enseñamos los jables del Sur, la lucha contra la aridez del agricultor, eso a un turista nórdico le emocionaría. Por tanto, sería muy bueno potenciar los sistemas agrarios tan importantes para conservar el paisaje, valores que no se han tenido en cuenta para un turismo de calidad. Pensar en la protección y cuidados del Parque de Las Cañadas no se entiende si no se hace lo mismo con la agricultura como son los sistemas de medianías.
Se hace necesario un mayor compromiso de la Universidad y los Centros de Investigación para que valoren la enorme importancia que el mundo agrario tiene en la conservación de la identidad de un pueblo, y ofrecerles a los visitantes que llegan a nuestra tierra no solamente un buen clima sino esa otra visión maravillosa de nuestro mundo rural.
Por tanto, el agricultor se tiene que sentir orgulloso de serlo, ya que posee un patrimonio cultural que es único en el mundo, y los canarios en general debemos luchar más y organizarnos en proyectos agrícolas, siendo conscientes de que la agricultura no es sólo importante para el agricultor, sino que igualmente lo es para el turismo, para una mejor calidad de vida de todos e incluso para entender la vida de una forma más positiva. »