Por: Emiliano Guillén Rodríguez
(…Continuación)
En los cuatro capítulos anteriores dedicados a la figura del Adelantado Fernández de Lugo he intentado proponer al lector una serie de juicios acerca de este personaje tal y como debió haberlo visto un canario. Todos los juicios descritos fueron siempre contrastados por documentos escritos que confirmaban tales afirmaciones. En el presente capítulo les propongo, sin comentario alguno por mi parte, los juicios que de él hace la historia.
A) Oswaldo Brito y otros, en su ‘Historia de Tenerife’ señala: “…Alonso Fernández de Lugo, un controvertido personaje en la historia isleña, sanluqueño con ancestros gallegos, se convertirá en el conquistador de Tenerife y gozará de una acreditada fama de cruel y sin escrúpulos…”.
También dice: “…Un personaje, pues, que no perdonará a los guanches su fuerte resistencia a la ocupación y conquista… Su vinculación matrimonial con Beatriz de Bobadilla, señora de La Gomera y El Hierro, conformará una unión de coincidentes conductas despóticas y acciones represoras…”.
B) E. Serra Rafols, en la biografía que hace del Adelantado Fernández de Lugo, lo califica como “un hombre de conciencia amoral, insensible y sin escrúpulos”.
C) A. Rumeu de Armas hace un retrato del Adelantado con bastante precisión en su obra ‘Alonso de Lugo en la Corte de los Reyes Católicos’ (1953, pág.178), cuando dice: “Su retrato podía ser éste: valiente hasta rayar la temeridad; es decir, más esforzado que buen capitán, mejor soldado que buen estratega -ello explica algunos de sus fracasos-, ambicioso y, como tal, andariego e inquieto; rebelde unas veces, sumiso y obediente otras, según las circunstancias. En fin, hábil, mañoso, interesado, con pocos escrúpulos, arbitrario, despótico, gran protector de los de su linaje y en extremo devoto de los santos… Es el modelo de los conquistadores de todas las épocas, con todas sus virtudes y vicios inherentes al cargo…”.
D) En el ‘Memorial de Descargo de la Residencia’ llevado a cabo contra Fernández de Lugo y encargado a Lope de Sosa en 1508, se refleja la imagen de los que le defienden y de los que le odian y condenan. Este declaratorio realizado ante los Reyes Católicos y redactado en castellano antiguo (lo hemos adaptado sin que pierda su contexto original) viene a decir en defensa del Adelantado Fernández de Lugo lo siguiente: “…Su Alteza, queriéndose servir más de él -el Adelantado-, le mandó que le sirviese y tomase a su cargo la conquista de San Miguel de La Palma y de la isla de Tenerife y fue a conquistar la isla de La Palma y la conquistó y ganó y la quitó del poderío de los infieles que la tenían y la puso bajo el yugo y obediencia real, con acrecentamiento de sus Altezas y de su Corona Real, todo a costa de sus propias expensas, sin que sus Altezas le ayudasen en nada para dichas conquistas de las que quedó muy endeudado, después de lo cual vino a conquistar esta isla de Tenerife y estuvo en la conquista de ella dos años y medio y trajo a dicha conquista a su costa mucha gente, que serían más de doscientos de caballo y mil quinientos peones y fletó muchos navíos, que serían treinta y dos o treinta y tres y trajo muchos bastimentos (provisiones). Para sostener el real de la conquista vendió todos sus bienes y todo lo que había adquirido en las tierras y conquistas de Gran Canaria y Agaete… y hasta los vestidos de su persona vendió y empeñó… Todo a su costa, con muchos peligros y afrentas además de haber vendido todo cuento tenía, como he dicho, quedó tan endeudado que hasta hoy no ha podido acabar de pagar… y queriendo servir más a sus Altezas envió por todas partes de Castilla a buscar a quien quisiese venir a poblarlas y trajo pobladores a ellas, con mucho trabajo y dádivas que les daba de lo suyo propio…”.
E) F. Fernández Armesto en su obra ‘La Financiación de la Conquista’ (1982, pág. 376) dice: “…La postura de paladín que adoptó Alonso de Lugo durante la conquista de la isla se prolongó a la época de la colonización: durante toda una generación, Tenerife y La Palma permanecerían en una situación fronteriza, con un gobierno irregular y extemporáneo y como refugio de ilegalidad aún más destacados de lo que las islas de señorío lo habían sido a mediados del siglo XV…”.
G) Finalmente, la opinión de dos defensores: el escritor Viera y Clavijo le califica como un “militar de excelsas virtudes y gobernante de grandes cualidades”. Y Millares Torres lo compara con otros capitanes de conquista: “…Ya se sabe como cumplían Rejón, Vera y Lugo sus juramentos…”.