El pasado 24 de octubre se conmemoró en todo el mundo el ‘Día Internacional contra el Cambio Climático’, una celebración instaurada por la ONU debido a los graves perjuicios que como consecuencia del ‘cambio climático’ se están causando al planeta, el cual no deja de enviarnos cada día mensajes que dejan constancia de los enormes cambios que está sufriendo, como periodos de sequía más largos, tormentas más abundantes, incremento del nivel del mar y pérdida de biodiversidad, entre otros.
Es de enorme importancia tomar conciencia de que el momento en que nos encontramos exige que afrontemos con urgencia el mayor desafío al que nos enfrentamos, que no es otro que el ‘cambio climático’ y los efectos asociados a éste que tanto y tan negativamente nos afectan.
La actual pandemia por Covid-19 y los acontecimientos más recientes relacionados con el clima ponen en evidencia que la reconstrucción económica no va a ser posible si ésta no se lleva a cabo aplicando iniciativas y planes ecológicos sostenibles.
En opinión de los científicos tenemos pocos años para salvar el planeta de un ‘cambio climático’ catastrófico, un hecho corroborado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, lo que definitivamente se traduce en muy malas noticias. Desgraciadamente, los peores escenarios posibles en relación al calentamiento global y los problemas asociados que este fenómeno trae consigo se están haciendo realidad. Si seguimos así, en 2040 es cuando recibiremos el golpe más duro, cuando veremos estos cambios ‘locos’ en el planeta.
Por ello, más que nunca se hace necesario desarrollar acciones con urgencia, algo que nos recuerda el ‘Día Internacional contra el Cambio Climático’, cuya conmemoración se institucionalizó en todo el mundo con el objetivo de sensibilizar a la población acerca de sus devastadoras consecuencias, algunas de las cuales ya son claramente perceptibles en todo el planeta, siendo una de éstas (que afecta en mayor medida a España por ser uno de los países que padece un gran ‘estrés hídrico’) la que tiene que ver con la escasez de agua y, por tanto, con la disponibilidad y calidad de dicho recurso que es imprescindible para la salud y la vida, no sólo de las personas en particular, sino de la biodiversidad planetaria en general.
Como muestra, el siguiente dato: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en sólo cinco años y como consecuencia del ‘cambio climático’ más del 60% de la población mundial vivirá en zonas con ‘estrés hídrico’, es decir, donde la demanda de agua será más alta que la cantidad disponible o su uso se verá restringido por su baja calidad.
Reconstrucción verde
La salud de las personas y la salud del planeta están íntimamente relacionadas, por lo que el momento de actuar ya no admite más demoras. Por ello, con el fin de contribuir a abordar el ‘cambio climático’ y a superar la actual pandemia del coronavirus, es por lo que más de 150 grupos empresariales de todo el planeta han firmado una declaración conjunta dirigida a gobiernos y líderes políticos del mundo solicitando que la reconstrucción económica para superar la actual crisis se lleve a cabo en base a planes ecológicos ‘sostenibles’.
En este sentido, entendiendo el agua como un recurso esencial para el bienestar y el desarrollo de la población, se ha considerado fundamental que ésta ocupe un lugar destacado en el denominado ‘Plan español de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía’ y, por tanto, forme parte de los proyectos con los que las diferentes comunidades autónomas opten a los nuevos fondos europeos de reconstrucción. Así, en el nuevo contexto climático al que inevitablemente nos tenemos que enfrentar, para garantizar este recurso a la población se hace necesaria una gestión más ‘sostenible’ y ‘eficiente’ del ciclo del agua y, simultáneamente, un cambio de paradigma que nos acerque a una ‘economía circular’, mejorando la eficiencia de las infraestructuras hidráulicas para conseguir disminuir su coste e impacto en el medioambiente mediante la implementación de sistemas digitalizados que permitan optimizar los procesos y con ello anticiparnos a las posibles situaciones de emergencia.
Por tanto, se hace imprescindible aprovechar recursos económicos como los denominados ‘Fondos Next Generation’ para poder hacer realidad estas necesidades. Y es aquí donde determinadas empresas dedicadas a la gestión del agua están poniendo su experiencia al servicio de las Administraciones Públicas para desarrollar, de la forma más ágil posible, proyectos que respondan a las necesidades de cada territorio.
Por ello, empresas con mucho recorrido en la gestión del ciclo integral del agua y conscientes de la importancia de ser parte activa en la lucha contra el ‘cambio climático’, cuentan con planes mediante los que llevan a cabo acciones concretas de ‘mitigación’ y ‘adaptación’ al ‘cambio climático’ desarrollando una constante innovación y el uso de las tecnologías más avanzadas y limpias que les permite optimizar su trabajo a la vez que contribuyen a reducir la ‘huella de carbono’ -un indicador que mide las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por un producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida-.
Así, para preservar el agua y no perder ni una gota de este bien esencial, en estas empresas existe disposición de equipos de búsqueda de fugas de agua más avanzados, entre los que se encuentran caudalímetros y sensores que se instalan en las redes de abastecimiento y registran datos las 24 horas del día, permitiendo con ello controlar su funcionamiento en todo momento y localizar rápidamente posibles fugas.
También, mediante la compra de ‘energía verde’, dichas empresas vienen haciendo realidad su compromiso de reducir las emisiones de CO2 asociadas a su consumo energético. En cuanto a la preservación de la biodiversidad, este tipo de empresas tienen un papel destacado en las acciones para combatir el ‘cambio climático’, pues son conscientes de que la diversidad de especies animales y vegetales es imprescindible para mantener la salud del planeta y con ella la de los seres humanos, ya que los ecosistemas sanos favorecen un equilibrio entre las especies evitando así el predominio de una de ellas y dificultando la propagación de agentes patógenos como los virus.
Estas empresas están cada vez más comprometidas con su contribución para mantener la biodiversidad mediante la eliminación del uso de fitosanitarios en las instalaciones en las que opera, combatiendo las especies exóticas invasoras y desarrollando planes de actuación en las instalaciones ubicadas en espacios medioambientalmente sensibles, conscientes de que el planeta nos está enseñado una importante lección: cuidar de él es vital para garantizar la salud, el bienestar y el desarrollo de la humanidad, por lo que es imperativo avanzar hacia una ‘economía verde’ basada en la sostenibilidad ambiental, la digitalización y la eficiencia energética, contribuyendo así a la consolidación de comunidades más sólidas y resilientes.
Pero también tiene que estar muy claro que esto sólo podremos conseguirlo si todos los sectores que conforman la sociedad (administraciones, empresas, ciudadanía, etc.) estamos firmemente comprometidos y unidos, desarrollando ‘alianzas’ para provocar este necesario cambio en el menor tiempo posible.
Entemanser, empresa que lleva la gestión del agua en los municipios de Granadilla de Abona, San Miguel de Abona, Adeje, Guía de Isora y Santiago del Teide, perteneciente a ‘Aqualia’ (filial de la multinacional Fomento de Construcciones y Contratas -FCC-) que en Granadilla de Abona gestiona las dos piscinas municipales y sus correspondientes instalaciones deportivas cubiertas ubicadas en San Isidro (La Jurada) y en el Casco (Los Hinojeros), con motivo del ‘Día Mundial del Agua’ publicaba el pasado 20 de marzo -por tanto, recién declarada la ‘pandemia’- en su página web el siguiente artículo que, con el titular ‘La importancia y fortaleza de los sistemas de agua urbana en situaciones de crisis y frente al reto del cambio climático’ y las entradillas ‘El Día Mundial del Agua, que se celebra este domingo 22 de marzo en medio de la crisis provocada por el COVID-19, supone un buen momento para analizar y valorar la fortaleza y la resiliencia de nuestros servicios de abastecimiento y saneamiento de agua urbana’ y ‘Los retos de la gestión hídrica no son los mismos en las diferentes partes del Mundo pero existe una hoja de ruta común que incluye el consenso social y la colaboración entre instituciones públicas y el tejido empresarial especializado para alcanzar el mejor servicio posible en cada territorio’, decía:
« El ‘Día Mundial del Agua de 2020’ nos invita a reflexionar sobre el cambio climático y su relación directa con la gestión del agua. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 13 y 6 de Naciones Unidas -“Acción por el Clima” y “Agua Limpia y Saneamiento”- suponen un llamamiento al conjunto de la sociedad para unir esfuerzos, impulsar alianzas (ODS 17: Colaboración Público-Privada) y ofrecer soluciones viables para la gestión sostenible del agua en una triple dimensión: social, financiera y medioambiental.
El ‘cambio climático’ supone una clara amenaza para la humanidad y el agua es el factor clave del que dependerá alcanzar un verdadero ‘desarrollo sostenible’. ¿Cuál es la situación? Según datos de Naciones Unidas, la disminución de los recursos de agua dulce será de un 40% para el año 2030. El Informe Mundial de la ONU sobre desarrollo de Recursos Hídricos (2018) prevé un aumento de la demanda de agua de entre el 20 y el 30% para 2050. En este escenario, el organismo internacional declaró la década 2018-2028 como el ‘Decenio de Acción para el Agua: Agua y Desarrollo Sostenible’, lo que supone un inequívoco reconocimiento del agua como factor clave.
Pese a que los retos de la gestión hídrica no son los mismos en las diferentes partes del Mundo, existe una hoja de ruta común que incluye el consenso social y la colaboración entre instituciones públicas y el tejido empresarial especializado. Las empresas que gestionan el ciclo urbano del agua cuentan con equipos humanos altamente cualificados y con demostrada vocación de servicio, con la más moderna tecnología y con una notable capacidad innovadora.
La extraordinaria situación que estos días se está viviendo en todo el Mundo, a causa del COVID-19, es una prueba más de la fortaleza y resiliencia de los sistemas de abastecimiento y depuración del agua urbana. Pese a la gravedad de la situación, que ha paralizado la actividad cotidiana en prácticamente todo el mundo, los servicios de agua urbana continúan prestándose con normalidad y contribuyendo de manera decisiva a que la situación no sea aún más grave. Sobre todo en aquellos países que disponen de agentes, infraestructuras y sistemas adecuados para ello.
En este escenario Aqualia, empresa situada en el top ten mundial de empresas privadas de gestión de agua, desarrolla su actividad de gestión del agua en 18 países de 4 continentes, colaborando de manera decisiva en el desarrollo social y económico de las comunidades a las que presta servicio.
Y una de las claves es velar por la calidad del agua del grifo. Aqualia, como todas las empresas del sector, realiza infinidad de análisis anuales de calidad del agua para garantizar que llega a las casas en perfectas condiciones para su consumo.
Durante el último año, la compañía produjo 626.778.319 metros cúbicos (m3) de agua potable, cantidad equivalente a llenar de agua más de 600 estadios como el Santiago Bernabéu. Por otro lado, la labor de la compañía en el último año en las más de 800 depuradoras que gestiona, generó la producción de 17,5 millones de m3 de biogás, cantidad suficiente para abastecer el consumo de una flota de 10.000 vehículos.
La atención a los ciudadanos es una de las prioridades para la compañía, que anualmente atiende casi 750.000 llamadas en ‘aqualia contact’, su centro de atención al cliente.
Más allá del compromiso con la gestión técnica eficiente de los servicios a su cargo, Aqualia lleva a cabo una política activa de responsabilidad social sensible a las necesidades sociales, culturales y educativas de los territorios donde está implantada. Así lo atestiguan, por ejemplo, las más de 16.000 personas que anualmente en España se benefician de la colaboración que mantiene con Cáritas.
Operarios, lectores, inspectores, administrativos, fontaneros, gestores de atención al cliente… Todas y cada una de las personas responsables de la enorme tarea que supone llevar agua a los grifos de nuestras casas y devolverla en óptimas condiciones al medio natural merecen hoy más que nunca nuestro reconocimiento. ¡Gracias a todos y Feliz Día Mundial del Agua! »
Otro sector que está siendo -bien por ‘conciencia medioambiental’ o simplemente por ‘interés estratégico’- cada vez más consciente de que la sociedad en general está apostando por la ‘sostenibilidad’ y que por ello tienen que sumarse a esa tendencia, es el bancario. En este sentido, un alto cargo de una entidad representativa de dicho sector afirmaba recientemente: “La crisis sanitaria de la Covid-19 ha acelerado la preocupación de ciudadanos y empresas por la defensa del medioambiente. Nuestro banco ha detectado esta preocupación y ha ido adaptando sus servicios a esa nueva filosofía de entender el entorno”.
Por su interés para entender el compromiso de este sector por la ‘sostenibilidad’ en general y el ‘medioambiente’ en particular, a continuación reproducimos el contenido de una entrevista realizada por un medio informativo a este alto cargo en el que, por razones obvias, hemos sustituido el nombre de la entidad bancaria por el concepto ‘nuestro banco’ o ‘su banco’ según el caso:
P.– ¿Se detecta de verdad un cambio en las principales preocupaciones de sus clientes sobre su entorno más inmediato y la necesidad de protegerlo?
R.– Sin duda alguna. Si hiciéramos una pequeña encuesta en nuestro entorno de familiares, amigos y conocidos sobre qué acciones habría que tomar para tener una sociedad más sostenible y que defienda mejor el medio ambiente y nuestra seguridad, sin duda saldrían estos temas: energías renovables, control y prevención de la contaminación, la gestión sostenible del agua, el transporte limpio, la eficiencia energética, la agricultura ecológica y sostenible o los edificios verdes, entre otros retos de presente y de futuro.
– ¿Qué puede hacer una entidad financiera para ayudar a lograr esos deseos?
– Muy pocos estarán en contra de estas acciones, y eso constituye un buen punto de partida para poder llevarlas a cabo. La otra cara de la moneda es que cualquier proyecto que atienda a esas necesidades tiene que contar con financiación, muchas veces cuantiosa. Nos hará la vida más sostenible, pero tiene un coste. Por eso nuestro banco ha decidido moverse y crear productos y servicios que atiendan a estas demandas.
– ¿Lo hacen forzados por las circunstancias?
– En absoluto. El punto de partida de esta decisión se produjo en 2019 cuando nuestro banco decidió adherirse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) auspiciados por la ONU en la llamada Agenda 2030. Seleccionamos diez ODS que guiarían la elegibilidad tanto de los préstamos como de los proyectos: el fin de la pobreza, la salud y el bienestar, la educación de calidad, el agua limpia y el saneamiento, la energía asequible y no contaminante, el trabajo digno y el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades, las ciudades y comunidades sostenibles, la producción y el consumo responsable y, finalmente, la acción por el clima. Tomada esta decisión nos pusimos manos a la obra para ofrecer a nuestros clientes productos acordes a esta filosofía medioambiental, sostenible y también social. Y le añadimos otra necesidad, no por obvia menos necesaria: todos estos proyectos serán viables o más efectivos si se llevan a cabo desde una clara óptica de digitalización.
– ¿Puede dar ejemplos de esa filosofía de sostenibilidad y defensa medioambiental?
– Un buen ejemplo de esta predisposición ha sido el reciente lanzamiento del nuevo préstamo Expansión Reformas, que permite acometer obras en su inmueble en las que prime el uso de materiales reutilizables, seguros y que representen un camino hacia la sostenibilidad. Ya he comentado que los clientes de nuestro banco cada vez están más comprometidos con el medio ambiente, la sostenibilidad y el cambio climático. Son posturas que van ganando peso en la sociedad, pero que han recibido un impulso definitivo en el actual contexto de la crisis sanitaria de la Covid-19. El confinamiento ha obligado a repensar el valor de las viviendas y de la calidad de vida de sus habitantes. Vivir y trabajar en mejores condiciones y en entornos digitalizados que permitan compartir ambas actividades si las circunstancias nos obligan.
– ¿Su banco es realmente corresponsable socialmente en las políticas de sostenibilidad o es mero marketing comercial?
– Antes de poner en marcha el préstamo Expansión Reformas, el Banco ya se había sumado a esta filosofía social y medioambiental a través de los bonos verdes, sociales y sostenibles. Su emisión permite al banco profundizar en una responsabilidad social corporativa comprometida con una economía eficiente en recursos y con bajas emisiones de carbono.
– ¿Qué más han hecho?
– Hemos creado, internamente, la marca ‘[nombre del banco] CompromisoSostenible’, que agrupa todos los servicios, iniciativas y programas con el fin de crear una sociedad más sostenible. No sólo se trata de defender el entorno, sino también de poner en práctica políticas de generación de empleo, lucha contra la brecha de género, la pobreza y la desigualdad. Los bancos tenemos que liderar, junto con otros actores de la sociedad, muchas de las políticas de mejora social.
– ¿Se puede ser igual de eficientes dedicando tantos esfuerzos a la sostenibilidad?
– Es que se trata de ser más eficientes, no igual. Tenga en cuenta que a la hora de aplicar nuestros compromisos apostamos por la innovación y la digitalización, que los hace más sencillos de acometer. En nuestro banco trabajamos para reducir los impactos ambientales de procesos, instalaciones y servicios inherentes a la actividad, a través de la gestión energética, la contratación de energías renovables y el uso de edificaciones sostenibles. En relación al negocio, fomentamos el desarrollo de un modelo energético sostenible a través de la inversión y financiación en energías renovables –en 2019 lideramos el número de operaciones de financiación de plantas renovables en España–, la emisión de bonos sostenibles mencionada o nuevos modelos de movilidad.
– ¿Sostenibilidad y tecnología son perfectamente compatibles, por lo tanto?
Sin duda. En aras de la sostenibilidad la transformación digital puede hacer mucho en sectores como el energético e industrial, el agua, el transporte o las finanzas, como apuntaba y es nuestro caso.
–¿Estos cambios vienen para quedarse?
– Todo lo que tenga que ver con la economía circular ha llegado para consolidarse. La ética en los negocios tiene mucho que ver con todos estos aspectos porque supone una apuesta por las personas, el medio ambiente y una economía que debemos hacer sostenible para las futuras generaciones.
(Continuará…)