Por Sergio Afonso Díaz (Investigador y docente)
« Hace ya más de una década que El Cabildo de Tenerife aprobaba su Plan Insular de Ordenación del Territorio para la isla de Tenerife, en el que en Granadilla de Abona se concentraban actuaciones estructurantes importantes para toda la Isla e incluso para Canarias. De hecho, esta idea de uso la había recogido el PGOU del municipio unos años antes, aunque fue modificado para peor por el referido Plan Insular cuyo proyecto se puede consultar aún hoy en internet.
Se trataba de unir a través de la denominada ‘Plataforma Logística del Sur de Tenerife’ las dos infraestructuras de importancia insular que se tenía previsto consolidar en la franja baja del municipio, como eran el aeropuerto internacional y el innecesario y rechazado puerto que se terminó llevando a cabo a pesar de las múltiples denuncias de técnicos independientes sobre el disparate y la inutilidad que su construcción supondría.
La citada Plataforma vendría a conectar puerto, polígono y aeropuerto, proyectando una vía casi en paralelo con la autovía que transcurriría entre estas infraestructuras a una distancia entre 700 y 400 metros por debajo de la autopista.
Dicha vía permitiría un tránsito ajeno a la autovía sin saturarla, destinando toda esta superficie a usos logísticos y de servicios perimetralmente localizados junto a estas importantes infraestructuras, descongestionando espacios ocupados por pequeñas industrias en otros ámbitos residenciales, ampliando en alguna medida el polígono industrial hacia el sur y acotando la Zona Especial Canaria (ZEC) en esta franja de la isla para ciertas actividades.
Evidentemente, una intervención de esta envergadura requería el visto bueno de la Comisión para la Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (COTMAC), organismo autonómico encargado de vigilar el cumplimiento de las leyes y el respeto medioambiental en los planes urbanísticos y de ordenación del territorio. Pero estando el Cabildo y el Gobierno Autónomo detrás del proyecto era poco probable que pusieran impedimentos a lo que presentaran, como así fue.
La propuesta del Cabildo apenas recibió alegaciones por parte de alguna institución, empresa e incluso un particular en los plazos de exposición pública, las cuales se solventaron de alguna manera o se desestimaron para seguir adelante. Sin embargo, la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) recurrió a los tribunales por estar en contra de la manera deficiente como se había llevado a cabo el proceso de actuación tanto en las ‘formas’ como en el ‘fondo’, causando un perjuicio injustificado e innecesario a esta parte de la Isla y a Granadilla de Abona en particular puesto que generaría una barrera completa de partición del municipio desde sus límites por el este (barranco del Río) hasta por el oeste (barranco de San Blas).
El caso llegó en recurso final hasta el Tribunal Supremo, que dio la razón a ATAN anulando mediante sentencia firme dicho Plan por carecer de informes previos preceptivos sobre posibles afecciones que no se habían realizado, deficiencias que al parecer no habían sido detectadas por la COTMAC que como órgano de supervisión y control era el competente para ello en Canarias.
La sentencia dejó ‘descolocado’ al Cabildo (así como al Gobierno de Canarias y al gobierno municipal de Granadilla de Abona), que no solo no había puesto reparos al Proyecto sino que estaba encantado con el plan desarrollista del mismo, pues ésta paralizaba operaciones de inversión que eran más especulativas que reales en aquel momento.
Hace algo más de tres años que el Cabildo retomó la iniciativa anunciando la incorporación al Proyecto de aquellos informes señalados por el Tribunal Supremo que no fueron aportados en el proceso de aprobación, contando con que ello sería suficiente para solventar las deficiencias que los técnicos y/o políticos de las administraciones implicadas (Gobierno, Cabildo, Ayuntamiento y COTMAC) habían obviado. Ello sin aparentemente tener en cuenta que al haber sido anulado todo el proceso quizás no fuese suficiente presentar fuera de tiempo -años después- unos informes iniciales que eran preceptivos, pues posiblemente habría que iniciar todo el Proyecto de nuevo desde el principio, con nuevos plazos de exposición pública, y no optando por coger nuevamente veredas para acortar plazos evitando requisitos que la nueva situación requeriría.
No sé en qué situación se encuentra esta antigua propuesta estructurante para la Isla de Tenerife y para Granadilla de Abona en particular. Parecería que el oscurantismo y la arbitrariedad siguen siendo, para nuestra desgracia como pueblo, pautas de actuación en cuanto a la ordenación del territorio y a la especulación del suelo, usando para ello si hiciera falta los recursos y el amparo de lo público en beneficio de unos pocos de siempre y en detrimento del interés social y ambiental.
No vale todo amparándose en falsas promesas de necesarios puestos de trabajo que nunca llegan o quedan lejos de cubrir las expectativas de los sacrificios y destrozos irreparables. Ahí queda este ‘Plan Insular de la Plataforma Logística del Sur de Tenerife’ del que nadie da explicaciones. Ahí sigue el innecesario y funesto Puerto de Granadilla requiriendo recursos económicos y profundizando en estragos ambientales para el negocio oscuro de unos cuantos, una infraestructura con la que ni siquiera saben qué hacer cuando se termine.
De aquel rechazo valiente del pueblo contra las torres de alta tensión de Vilaflor dejaron como muestra de burla y venganza unas horribles torres pintadas que cruzan el municipio junto a la autopista, para machacar la vista de propios y extraños apenas al salir del aeropuerto.
Hoy, el egoísmo antisocial y sus conniventes colaboradores actúan sobre La Tejita, para seguir dejando claro que algunos hacen lo que les da la gana cada vez que quieran, por encima de normas, requerimientos y vergüenzas, sin freno y con descaro, como otros que han terminado pagando con sus huesos en la cárcel. Ojalá se llegue a tiempo y se pare esa aberración.
Granadilla se merece un respeto y otras actuaciones, que no un desarrollismo elefantiásico para beneficiar a unos pocos, que en su mayor parte por ser foráneos no tienen vínculo alguno con el municipio, sin más apego que el lucro propio y rápido, aunque en ocasiones puede caer alguna migaja a quien colabore en conseguir el objetivo. »