Según informan los medios, hace años que la franja litoral más al este de Granadilla de Abona (la comprendida entre El Médano y el límite con el municipio de Arico) viene siendo una zona habitual de desembarco de hachís, el cual generalmente llega en lanchas semirrígidas procedentes de Marruecos conocidas como ‘narcopateras’.
Por ello, las fuerzas de seguridad realizan ocasionalmente operaciones en la zona localizando fardos que contienen esta sustancia, como la ocurrida el pasado 1 de noviembre en la que miembros de la Policía Local y de la Guardia Civil intervinieron unos 140 kilos de la misma repartido en cuatro fardos por varios puntos de este tramo de costa, aunque no se pudo detener a nadie por su vinculación con los hechos.
Los primeros tres paquetes hallados, que fueron localizados al Sur del Polígono Industrial (concretamente entre la Montaña Pelada y la playa de Leocadio Machado), estaban marcados por los traficantes con las iniciales ‘MRK’. Otro paquete fue encontrado posteriormente por agentes de la Policía Municipal y otro por la Guardia Civil, mientras que los dos restantes fueron hallados por vecinos que sin tocarlos dieron aviso a la Policía Local, la cual levantó acta de la intervención de los fardos que fueron puestos a disposición de agentes del Área de Investigación de la Guardia Civil.
Para evitar su deterioro, las pastillas de hachís estaban recubiertas con varios envoltorios, mientras que los fardos estaban protegidos por una arpillera a la que los traficantes añadieron un asa para facilitar su transporte.
Otra de estas operaciones tuvo lugar a inicios de febrero del pasado año, en la que agentes de la Guardia Civil de Granadilla de Abona, del Servicio Marítimo Provincial y de la Unidad de Helicópteros de la zona de Canarias, intervinieron también tres fardos de hachís de 37, 30 y 97 kilos de peso que se encontraron, respectivamente, cerca de las plataformas petrolíferas del Puerto de Granadilla, en la playa de la Punta en El Porís y entre el Polígono de Güímar y la playa de El Socorro.
Como último ejemplo de estas intervenciones, mencionar otra operación realizada a mediados de marzo de 2018 en la que, tras recibirse diversas llamadas en la Comandancia de la Guardia Civil indicando que en las playas de Abades (Arico) habían aparecido diversos fardos amarillentos que en su interior podrían contener hachís, además de que en el mar flotaban más paquetes, comprobaron que éstos procedían del posible naufragio de una narcopatera causado por el mal estado de la mar.
Ni los buceadores de la Guardia Civil ni el resto de personal que colaboró en la búsqueda hallaron restos de la embarcación, ni cadáver alguno, por lo que se presupuso que los traficantes pudieron llegar a nado a tierra por sus propios medios.
La operación policial que se llevó a cabo contó con efectivos del Servicio Marítimo de la Guardia Civil que desplazó una de sus patrulleras, del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas del Instituto Armado (GEAS), así como de la Unidad de Helicópteros de Canarias (UHEL-11) que envió a uno de sus BÖ-105 que desde el aire se encargó de marcar los fardos que se localizaron. Mientras, miembros de los puestos de Granadilla de Abona y de Playa de Las Américas, así como de la Patrulla Fiscal Territorial (Pafite), también colaboraron por tierra en dicha localización, consistente en nada menos que 30 paquetes con un peso de entre 30 y 40 kilos, que en total sumaban una tonelada de hachís.
Se trataba del tercer alijo de hachís que llegaba a la Isla en menos de un mes. En esa misma zona, la semana anterior los agentes habían localizado varada y vacía una narcopatera que consiguió burlar el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) que cuenta con dos radares, uno ubicado en el faro de Arico y otro en el de Punta La Rasca en Arona, la cual según los investigadores podría formar parte de la misma red que desde Marruecos estaba introduciendo cantidades considerables de hachís desde hacía varios meses.