Del amigo y colaborador Emiliano Guillén Rodríguez, ilustre chimichero y cronista oficial de Granadilla de Abona y Arico, hemos considerado interesante rescatar la visión que éste tenía en 2011 de nuestro municipio según lo expresa en la entrevista que le realizó el periodista Ricardo Herrera y que el 17 de diciembre de ese año publicó Diario de Avisos con el título ‘No se sabe por qué Magallanes fondeó frente a Granadilla’:
« Maestro jubilado y licenciado en periodismo, Emiliano Guillén se consagra a desentrañar y contar la historia de Granadilla, municipio del que es cronista oficial. La entrevista tiene como marco la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en La Laguna, tras una de sus largas sesiones en el Archivo Diocesano, en busca de documentos que arrojen luz sobre los orígenes de su pueblo natal, al que llama, con cierta nostalgia y reivindicación, “la capital del Sur de Tenerife”.
-¿Se ha quedado la Villa histórica relegada por el desarrollo de la costa?
“Sí, y es necesario dinamizarla. Yo a Granadilla la llamo siempre la capital del Sur, porque allí estaban las milicias de Abona, los alcaldes mayores, desde 1909 el Juzgado de Primera Instancia; desde allí partía un camino a Vilaflor y otro a Guajara, cuyo fin era La Orotava; el de Adeje pasaba por allí, y otro bajaba a El Médano, el gran puerto de la comarca”.
-¿Qué echa en falta en Granadilla de Abona?
“Debe haber un edificio de uso múltiple para conciertos sinfónicos, pues no hay ningún auditorio, con una gran biblioteca. Granadilla tiene una perla cultural, que es su teatro, desde mediados del XIX. Ese gran espacio dinamizará el casco”.
-¿Quién funda Granadilla?
“Familias de portugueses. El primer documento es el testamento de Gonzalo Gonçalvez, de 1575, o González -castellanizado- que viene de Madeira y crea la ermita de Santa Lucía”.
-¿Por qué se asentaron allí?”
“Era una maravilla de valle, las tierras las iba repartiendo el rey a los colonos”.
-¿Ese es el origen de los González actuales en Granadilla?
“De la rama portuguesa, sí; él tuvo un montón de hijos, y una hija se casa con Juan Bello, que es el primer alcalde de Granadilla”.
-¿Qué quedaba entonces de la población guanche?
“Sí quedaba, lo que ocurre es que el Sur de Tenerife se mantuvo durante siglos al margen de la civilización nueva. Al Sur nadie quería ir; la gente buscaba verde, riqueza, abundancia, tierra productiva, y el Sur era árido, seco, sin comunicaciones, con población muy levantisca. Entonces al Sur le costó ir saliendo”.
-¿Por qué se llama Granadilla?
“La opinión más extendida es que el nombre viene de granadillo, una planta endémica que se pone en diminutivo porque su fruto es pequeñito. Luego se le añadió de Abona para evitar confusiones con otros pueblos que se llaman igual en la Península”.
-¿Dónde nace el pueblo?
“En una zona muy alta, en torno a La Fuente, porque había agua, incluso hoy en esa zona la calle se llama calle del Agua. Granadilla se empezó a desesperezar hacia abajo y se hizo la iglesia en la zona más llana; en los primeros censos, más del 60% del total de la población vivía entre la Cruz de San Antonio”.
-¿Qué monumentos nos quedan de esa época fundacional?
“La ermita de Santa Lucía, de 1560 o 1570, que puede que sea una obra nueva, pero el modelo podía ser bastante parecido. En Las Vegas tenemos la ermita de San Juan, que debió construirla Juan de Gordejuela entre 1590 y 1600 e introduce la imagen de San Juan, obra de Andújar, una joya, y dejó un cáliz de plata que aún hoy existe”.
-Hoy nos sorprende que aquí hubiera esclavos.
“Hubo muchos, gente que estaba al servicio de los pudientes (como los García del Castillo, o los Gil de Morales). Todos estaban a beneficio de los terratenientes y los militares. Eran traídos de África. En 1870 empezó a abolirse la esclavitud”.
-¿Las malas comunicaciones fueron siempre un problema?
“Sí. Muchos de los viajeros y científicos del XIX que pasaban por Tenerife iban al Norte y al Teide, pero era muy difícil verles aventurarse en el Sur. Aquellos que lo hacían, como Rene Verneau y Glas, y así unos veinte, dicen que era un valle muy fértil y gran productor de naranjas; les dedican muchos piropos a la belleza de aquel pequeño caserío en torno al convento y la iglesia”.
-¿Por qué fondeó Magallanes frente a Granadilla en su viaje alrededor del mundo en 1519?
“No sabemos aún la razón exacta: posiblemente recogiera agua en Las Tejitas. Los montes del Sur eran muy buenos para destilar la pez, la resina usada para impermeabilizar los barcos, y puede que recogiera también algún experto en ese oficio. También se pudo llevar calabazas, que curaban el escorbuto. Por eso Granadilla tiene escrito su nombre en la nao Victoria, que fue la única que escapó de esa vuelta al mundo”.
-¿Cómo afectó la Guerra Civil al pueblo?
“Granadilla dio muchos hijos a esa guerra. He rescatado el caso de Antonio González Ravelo, que al llegar a la Península se pasó al bando republicano, como comunista, y luego quedó en el grupo perdedor, y al volver a Granadilla fue delatado y lo fusilaron en 1941”.
-A fines del siglo XX llegó el aluvión demográfico a la costa.
“Sí, San Isidro es el único caso en Tenerife de ciudad hongo, que creció muy por encima de las posibilidades de tener dotaciones públicas. Creció de repente sobre un erial, con una especulación alarmante, y eso es un gigante con pies de barro, como ciudad dormitorio con el boom de la construcción. Pero ahora viene la realidad. Hace un siglo podían vivir allí dos o tres familias, con tres o cuatro casas; como los Gaspar Rivero”.
-¿En qué estado está el patrimonio histórico del municipio?
“Se han recuperado muchos rincones, pero se han perdido casas solariegas con incendios y por el abandono, y otras se han salvado gracias al turismo rural. Pero en el casco histórico de Granadilla se ha hecho mucho, aunque queda aún mucho por hacer”.
-¿Qué edificio cree usted que debería restaurarse?
“El secadero, que es BIC. Hay que darle una utilidad. Está cerrado y podía llegar a caerse”.
-¿A qué personaje histórico debería hacérsele un mayor reconocimiento?
“Al arquitecto José Enrique Marrero Regalado, que creó el estilo neocanario, con una extraordinaria visión de la arquitectura. Y también a José Reyes Martín, que fue el fundador de la Banda de Música hace 150 años, un personaje polifacético: político, contratista de obras, industrial, pintor…”. »