El ‘rey de las tumbonas’ se instala en Granadilla de Abona

10 Ago, 2015 | Empresas, Sociedad | 0 Comentarios

Carlos Castaño fue el primero en pensar que en las playas de Arousa (Galicia) podría haber una oportunidad de negocio. Eso fue hace 28 años, cuando aprovechó la madera que se iba a tirar de una obra, la limpió y construyó con ellas 150 hamacas. Después, se fue al Concello de O Grove y pidió permiso a la alcaldesa para instalar sus 150 hamacas en A Lanzada, las cuales alquilaba al precio de 300 pesetas por día.

Aquel fue el inicio de una empresa que actualmente explota los arenales más importantes de la costa arousana y que ha abierto una nueva sucursal en las islas Canarias al hacerse con los servicios de las playas de nuestro municipio, que ahora están ya en manos de este gallego, un experto gestor que sin embargo es natural de tierra adentro, concretamente de Padrón.

“Fui el primero en montar hamacas; cuando fui al Concello de Arousa a pedir permiso no sabían ni qué eran», argumenta. Así que los dos primeros años ni siquiera tuvo que pagar por explotar el arenal. Después empezaron a cobrarle un canon de 3.500 pesetas por todo y poco a poco empezó a expandirse probando suerte en otras zonas.

Ahora, ‘Chiringuitos Castaño’ gestiona los servicios de los principales arenales de O Grove y Sanxenxo. Suyos son también los dos quioscos de A Lanzada y las hamacas y sombrillas que allí se ofrecen, así como las tumbonas y los servicios de Montalvo y Major y otros cuatro quioscos en el arenal estrella de la localidad de Sanxenxo, el concurrido Silgar.

Pero su negocio tiene el inconveniente de que sólo es rentable dos meses al año, así que decidió superar ese obstáculo abriendo una sucursal en otras latitudes donde el sol luce más a menudo. Su empresa ganó el reciente concurso sacado por el Ayuntamiento de Granadilla de Abona para hacerse con los servicios de sombrillas y hamacas de las playas de El Médano, Leocadio Machado y La Tejita.

Carlos Castaño confiesa que “aquí los concellos (ayuntamientos) tienen otra manera de trabajar, más profesional”. Entre eso y que aquí puede trabajar durante todo el año, tiene claro dónde debe crecer ahora ‘Chiringuitos Castaño’.

Tumbonas de playa y sombrilla

Castaño pasa este verano a medio camino entre las playas de Granadilla de Abona y los arenales de O Grove. Le ayudan sus dos hijos y ahora es la temporada fuerte en tierras gallegas, entre el 1 y el 23 de agosto, siempre y cuando las condiciones meteorológicas no lo estropeen. “El año pasado fue lo peor de lo peor, pero este verano la cosa va bien de momento; en A Lanzada, por ejemplo, un día bueno de agosto servimos hasta 450 comidas a la carta y ofrecemos una variedad de 34 platos”, comenta. Por eso tiene 16 personas trabajando y otras 12 que refuerzan cuando es preciso.

Su rentabilidad está en la rapidez y su éxito radica en poder renovar las mesas lo más rápido posible para, de paso, no tener a la gente esperando. Así que cuando el cliente se sienta, en menos de quince minutos tiene el plato en la mesa. Desde la una de la tarde, que empieza el servicio de comidas, hasta las cinco, que termina, por una misma mesa pueden pasar hasta cuatro clientes diferentes. Y eso es posible gracias a la cantidad de personas que trabajan allí.

Castaño tiene muy claro que para conseguir rentabilidad es preciso invertir. Y contar con lo mejor. Con estas premisas se ha venido a Canarias, donde dice que lo han recibido con los brazos abiertos y hasta el gobierno municipal de Granadilla fue a visitar su negocio. Es ahí donde cree que puede crecer y probablemente tenga razón, pues lo dice un hombre que un día vio madera en una obra y pensó en unas hamacas en la playa.

Entre las playas gallegas y las de Granadilla de Abona, ‘Chiringuitos Castaño’ emplea un centenar de personas.

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