Son cuatro temporadas consecutivas las que lleva la UD Granadilla Tenerife Egatesa como club integrante de la Primera División Nacional Femenina (‘Liga Iberdrola’), lo que de por sí ya es un gran mérito, pero lo que es un verdadero ‘milagro’ es que en todas ellas, sin excepción, se ha venido codeando con las mejores, es decir, con las ubicadas en la parte alta de la clasificación, algo a lo que nos hemos acostumbrado pero que realmente no se creería si no fuera por la evidencia de la realidad.
De ello se han ido haciendo eco los medios informativos de todo el país, como el pasado19 de noviembre (el equipo se encontraba clasificado en cuarta posición) lo hizo EL MUNDO a través de un artículo del periodista Sergio R. Viñas, que con el titular ‘El milagro del Granadilla en la Liga Iberdrola’ y la entradilla ‘El club de Tenerife pelea con las mejores por cuarta temporada consecutiva’, publicaba :
« En la Liga Iberdrola compiten 12 equipos que tienen vinculación o forman parte de clubes de la Primera División masculina y cuatro que son exclusivamente clubes de fútbol femenino y que no cuentan con el respaldo millonario de los demás. Tres de ellos (EDF Logroño, Madrid CCF y Sporting Huelva) pelean humildemente en la segunda mitad de la clasificación para tratar de evitar el descenso. El cuarto es la Unión Deportiva Granadilla Egatesa, un pequeño milagro nacido en el sur de Tenerife hace poco más de un lustro. Por cuarta temporada consecutiva, uno de los clubes más humildes de la Liga Iberdrola pelea de tú a tú en la mitad superior de la tabla con los Atlético, Barcelona, Levante, Real Sociedad… Una hazaña que ya se ha convertido en parte del paisaje.
«Nuestro objetivo sigue siendo la permanencia», matiza Sergio Batista, presidente y fundador del Granadilla, que toma su nombre de la ciudad de 50.000 habitantes en la que juega, el único club canario de la máxima categoría del fútbol femenino. El proyecto comenzó en 2013 y tras un primer intento fallido logró el ascenso en 2015. Desde entonces, el Granadilla ha sido séptimo, sexto y cuarto en la Liga Iberdrola, unos registros a los que ningún club exclusivamente femenino se ha acercado en los últimos tiempos.
El Granadilla, gracias a sus éxitos, tiene cada vez más apoyo popular en la isla. Hace dos semanas, las entrenadas por Pier Luigi Cherubino jugaron por segunda vez en su historia en el Heliodoro Rodríguez López, el estadio habitual del Tenerife. Reunieron en sus gradas a 2.500 aficionados que vieron la victoria en el último minuto (2-1) contra el Sevilla. Otro pequeño gran hito.
Jugadoras no profesionales
Y todo ello pese a que los factores más racionales juegan en su contra. Para empezar, las jugadoras del Granadilla no son profesionales. Ni siquiera tienen un campo de entrenamiento ni un vestuario propio, que sólo utilicen ellas. «Somos el patito feo de la categoría, estamos totalmente en precario. Todo lo que estamos haciendo en el campo es posible porque, además de ser buenas futbolistas, las chicas forman un grupo humano magnífico. Muchas han tenido ofertas importantes y han preferido quedarse, porque aquí les tratamos genial y porque en Tenerife se vive muy bien», explica Batista.
La insularidad, con todos sus factores maravillosos, tiene también un reverso que dificulta todavía más la vida del club. Hace tres semanas, por ejemplo, la expedición tuvo que viajar a Málaga en dos grupos diferentes, uno de ellos desde Las Palmas, porque no había billetes para todas en el mismo avión. Y no tuvieron más remedio que pasar dos noches en la península. «Tuvimos que volver el lunes y las chicas tuvieron que recuperar ese día de trabajo. Y nos hacen jugar el día de Reyes en Valencia pese a que no hay vuelo y de nuevo tendremos que pasar dos noches ahí», se lamenta el presidente del Granadilla.
«Unir fuerzas con el Club Deportivo Tenerife es el único camino viable a largo plazo. Casi todos nuestros rivales tienen un club nodriza y nosotros estamos huérfanos», añade Batista, consciente como nadie de la tremenda dificultad de mantener el nivel que ha ofrecido el equipo en los últimos años. Pese a todas las dificultades, que son muchas, el Granadilla mantiene la ambición. Al margen del primer equipo, el gran objetivo de esta temporada es ascender al filial a la Primera B que se creará la próxima temporada: «Creemos en la cantera y creemos que es necesario. Si logramos ascender, nos va a suponer un sacrificio económico tremendo, pero es imprescindible para asentar el club a nivel regional y nacional». »