Bajo el título de Empieza por el buen camino arrancaba el Editorial del periódico ‘La Opinión’ del pasado domingo día 4 de enero, en el que hacía referencia a un contrato conseguido por el ITER, que por el interés de su contenido, además de por estar su sede ubicada en nuestro municipio, reproducimos a continuación:
“El contrato conseguido por el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables de Granadilla de Abona (ITER) a través del cual construirá un túnel de viento para una gran empresa brasileña, Brasilsat –noticia que adelanta hoy la opinión de tenerife–, supone un extraordinario inicio de año. Tenerife empieza a exportar tecnología punta y sus centros de investigación, a cosechar frutos en plena carrera de obstáculos por sacar partido a los avances y descubrimientos.
La noticia tiene un enorme simbolismo pues la protagoniza un sector, el de la innovación, que todos los expertos llevan tiempo considerando como la base del desarrollo económico de Canarias pero que no termina de cuajar por múltiples factores. Hundido el ladrillo –y con él miles y miles de puestos de trabajo– y conscientes de que el turismo seguirá siendo irremediablemente la principal actividad económica del Archipiélago por muchos años y de que las limitaciones de las Islas –de forma especial las territoriales– impiden que otros sectores vayan a tener un mínimo recorrido –como el industrial–; el único camino posible, la única lanzadera para dejar atrás poco a poco la crisis y convertir a las Islas en un ejemplo de empuje y prosperidad, es el del conocimiento, ese que ocupa poco espacio, que no contamina y que, bien aplicado, genera extraordinarios resultados.
El mérito del ITER, que gestiona el Cabildo de Tenerife, es innegable en un contexto español de fuga de cerebros, de mínima inversión pública y privada en tecnología y de volantazos en las políticas de los diferentes gobiernos –estatales, regionales o locales– que no terminan de ayudar a poner los cimientos necesarios para ese despegue tan anhelado. La adjudicación del túnel de viento a la instalación granadillera de un país emergente como Brasil viene acompañada, además, de la próxima llegada a Tenerife de un barco que hará los trabajos para unir por cable de fibra óptica a la Isla con 18 países africanos, además de Portugal, Francia y España. Cuando se culmine la conexión, el edificio del NAP (Neutral Acces Point) en el ITER se convertirá en un eje de comunicación internacional vital para África y Europa. Dará servicio a 21 países y hará de efecto llamada a grandes empresas de todo el mundo para que se instalen en Tenerife o encarguen otros proyectos a centros tinerfeños como el de Brasilsat, que supone una inversión de alrededor de un millón de euros.
La inercia sería imparable. Llegarán nuevos proyectos y nuevas inversiones, muchos cerebros ya no querrán emigrar en busca de un lugar más adecuado para prosperar, trabajadores y estudiantes apostarán por mejorar su formación y especializarse, y las listas del paro comenzarán a abandonar las dramáticas cifras –en especial la de los jóvenes– que parecen haberse convertido ya en parte del paisaje.
Hay que dejar atrás las lamentaciones, el apalanque, la desidia, el pesimismo crónico y las acusaciones y críticas que solo sirven para perder más tiempo del que ya se ha perdido. El Instituto Tecnológico de Granadilla ha marcado el camino en este inicio del año 2015 demostrando que con trabajo, buenas ideas y constancia, la Isla puede exportar tecnología punta y ser lo que siempre ha añorado ser: un nexo decisivo entre Europa, África y América.”