Hemos descubierto la web www.garciabarba.com, del arquitecto Federico García Barba, cuyos interesantes contenidos nos han llamado la atención por su espíritu crítico con el ‘desarrollismo’ especulativo en el que el urbanismo ha tenido mucho que ver, tal como ha sido el caso del proceso de evolución de El Médano a lo largo del tiempo donde, a través de un artículo titulado ‘La transformación de la costa’, nos muestra unas contundentes imágenes aéreas tomadas por un piloto aficionado durante una competición que indican con meridiana claridad lo que era este enclave costero de nuestro municipio antes de la construcción del emblemático y controvertido Hotel Médano que se finalizó en 1963, para invitarnos a compararlo con lo que hoy es tras la sorprendente, radical e irracional transformación que ha sufrido.
Con fecha de publicación 1 de mayo de 2011 y una imagen de cabecera de la bahía de El Médano en los años setenta tomada desde la Montaña Roja, el contenido del artículo es el siguiente:
« El Médano era un lugar delicioso de la costa a comienzos de los años 60. Un antiguo pueblo de pescadores con muelle y una amplia playa de arena que conformaba un paisaje singular de la isla de Tenerife.
En aquel entonces, el barrio granadillero de El Médano era una pequeña trama en cuadrícula con grandes vacíos a su alrededor. Las calles y espacios centrales no contaban con pavimentación, eran de tierra y arena; se organizaban junto a una de las playas existentes, que actuaba como punto de arribo de las barcas de los pescadores. La ermita original aparece aislada junto al camino de acceso por el que se llegaba desde el interior de la isla.
El enclave de pescadores junto a la playa y el pequeño muelle de piedra basáltica
Hoy les mostramos las imágenes de ese lugar tomadas entonces durante un episodio curioso que protagonizó el intrépido piloto de aviones, D. Tomás Sánchez Araña, padre de un amigo, que le gustaba surcar los cielos por placer ya que su verdadera profesión era la medicina. Durante una competición sacaría algunas fotos aéreas de aquella parte de la costa insular que resultan absolutamente sorprendentes. El proceso de transformación ha sido tan radical que ese enclave es difícilmente irreconocible hoy en día.
En aquel entonces aun no se había construido todavía el controvertido Hotel Médano. Sin embargo, en una foto más reciente ya aparece junto al segundo hotel característico de ese núcleo vacacional en Los Valos.
El espacio central del núcleo junto a la playa que se utilizaba como desembarcadero
Comparando con algunas imágenes actuales, el proceso de densificación e incremento de volumetría ha sido devastador. Solo algunas intervenciones, como el paseo peatonal costero, han podido aplacar mínimamente la acción del furor inmobiliario.
En cuarenta años, las islas han experimentado un proceso de degradación ingente en el que la costa ha sido ocupada sin ningún tipo de cuidado. Con ello, se ha privatizado radicalmente el valor principal que dio origen a la industria turística, el aprovechamiento de la costa para el disfrute del sol y la playa, con muchísimas consecuencias negativas sobre las que se debería actuar sistemática y coordinadamente en el futuro si queremos mantener de una manera competitiva ese recurso productivo. La recualificación del espacio turístico debería enfocarse en la mejora de la accesibilidad al mar y la atenuación de las visuales más disruptivas que ha producido esa masificación descontrolada.
El Médano actual
La ley de Costas de 1988 estableció un mecanismo controvertido para la protección de esa franja territorial entre la tierra y el mar. Su defecto es que fue una acción normativa con carácter precautorio solamente. La reserva de construcción entre 20 y 100 metros, establecida desde la ribera del mar, era una buena idea, que luego ha sido subvertida masivamente, generando con ello enormes críticas colectivas. Un proceso transformador de la costa, realizado con el apoyo de muchísimas administraciones e instituciones públicas y con el que se ha intentado continuar el reparto especulativo entre operadores privados inmobiliarios y en beneficio final de las grandes cadenas hoteleras. Basta recordar algunos ejemplos como el del Hotel Algarrobico en Carboneras o el de la costa de Playa Blanca en Lanzarote para sentir vergüenza ajena.
El autor de las imágenes, Dr. Sánchez Araña, pilotando su aparato
La contradicción está en que ese espacio paisajístico, que ha generado enormes riquezas, debería haberse preservado adecuadamente con acciones en positivo y en su consideración como bien público colectivo. Actuar públicamente ahí debería haberse orientado a la compra institucional del suelo y a la restauración visual del espacio con intervenciones que afectaran el proceso de artificialización seguido con anterioridad.
Reforma del paseo costero de El Médano
El compromiso colectivo debería expresarse exigiendo la devolución a la sociedad de ese bien común que es el paisaje costero, frente a cualquier interés particular.
(Nuestro agradecimiento a Tomás Sánchez Peraza por las imágenes suministradas) »