Carmen Hernández ‘Carmencita’ (pregonera de las Fiestas Mayores 2022), sus vivencias y su querida ‘Romería de San Antonio de Padua’

21 Oct, 2022 | Personajes, Sociedad | 0 Comentarios

Carmen Hernández ‘Carmencita’, bregadora omnipresente en prácticamente todos los frentes del devenir de la sociedad del Casco granadillero, fue la invitada este año por la organización de las Fiestas Mayores para hacer de ‘pregonera’ de las mismas, desarrollando un entretenido discurso cargado de emoción y muy cercano según han valorado quienes lo han disfrutado, en el que dedicó un especial protagonismo al legado histórico-cultural que supone la Romería de San Antonio de Padua (en cuya génesis y posterior desarrollo ella ha tenido un papel protagonista junto a la Agrupación Folclórica Ifara, de la que era miembro destacada) la cual celebró su 44 edición, del que el propio Alcalde señaló: “…En su discurso supo plasmar el amor por su pueblo y sus tradiciones, sin faltar el humor y las anécdotas. Mis sinceras felicitaciones por lo que nos hizo sentir…”.

En dicho discurso, ‘Carmencita’ dijo:

« Cuando me hicieron el encargo de hacer el pregón de las Fiestas Patronales, lo primero que me vino a la cabeza fue: “Hay que ver, con lo mal que se ha portado San Antonio conmigo y ahora le tengo que leer estos párrafos en su homenaje. Ver para creer”. Lo digo por aquello de que San Antonio es, por excelencia, el santo ‘conseguidor’, el santo al que se le atribuye los milagros relacionados con encontrar todo lo que le pidas, desde objetos perdidos hasta pareja. Yo reconozco que le he pedido y encontrado algunas llaves, algunos zapatos y hasta carnets… ¡pero pareja, ni de broma! De todos modos, como no soy persona rencorosa, aquí estoy, con estos pelos, de ‘pregonera’. ¡Igual esta vez funciona!

Aunque la mayoría de los presentes me conocen, hay muchas cosas que posiblemente no saben. No voy a cansarles con mi biografía, pero sí les voy a dar algunos datos que les llamarán la atención y que, creo, son interesantes. Empiezo por mis antepasados. Mi bisabuela paterna, Concepción Delgado de Oramas, que fue maestra en Granadilla, da nombre a una conocida calle del casco antiguo de la Villa, la calle del Agua. Mi abuelo Rufino fue alcalde de Granadilla en plena Guerra Civil. También fue posteriormente alcalde mi tío Alberto, y mi padre Orlando fue concejal. Por la otra rama, la materna, mi abuelo José fue nombrado Hijo Adoptivo de Güímar y también tiene una calle con su nombre. Curiosamente, yo nací en la calle a la que da nombre mi bisabuela, y antes de los dos años mis padres se trasladaron a la calle del Pino, mi residencia desde entonces. Mi carácter, afortunadamente, lo heredé de mi madre Leticia.

Concepción Delgado de Oramas

Ya centrados en materia de fiestas, quiero referirme a dos citas que hablan de manera fiable del origen de la Romería de Granadilla. La primera se recoge en el programa de las fiestas del año 1992, que organizaron Los Chasneros. Ahí, bajo el título de ‘ALBORES DE LA ROMERÍA’, se dice textualmente:

En un 127 rojo de cuyo momento sí quiero acordarme, ha algún tiempo que nacía nuestra Romería. Circulaba en sentido Granadilla – Santa Cruz con tres personas a bordo y, en un determinado momento, la conversación giró en torno al tema de las Romerías, de lo alegres y populares que resultaban las mismas. Se nombró la de La Orotava, la de La Laguna, la de Tegueste, la de Garachico, y así se fueron desgranando las principales hasta que se llegó a la zona Sur… y se encontró un enorme vacío. Alguien comentó: “Sería bonito crear una en Granadilla, pero para eso hace falta mucho esfuerzo”.

La propuesta trascendió y tomó fuerza. Al regreso, la idea caló hondo en el seno de la Agrupación Folclórica Ifara, ya extinguida, y el resto de los acontecimientos se precipitó a ritmo frenético. Era mediado mayo del año 1977 y quince días después se celebró la primera Romería de Granadilla. Con sólo 100.000 pesetas (601 euros) de presupuesto pero millones de ilusiones y voluntades, con más carencias que virtudes echó a andar nuestra querida Romería.

Agrupación Folclórica Ifara, en sus inicios

Los miembros de Ifara contactan con conocidos suyos que actúan en diversos grupos folclóricos, y éstos acceden a acudir a la Romería a cambio de los gastos de desplazamiento y comida. El presupuesto se destina a cubrir dichos gastos. El primer paso estaba dado, los siguientes han sido cada vez más grandes aunque en más de una ocasión se ha ‘resbalado’. Aquel bebé se ha convertido en un adolescente de 16 años al que aún hay que orientar. De lo que se trata es que siga teniendo unos padres responsables.

Dieciocho años más tarde hay otra cita que describe el nacimiento de la Romería. Está incluida en otro programa de las Fiestas y data del año 2010. La Concejalía de Fiestas organiza los eventos correspondientes y, en este caso, encarga el pregón al Grupo Folclórico Ifara. Se titula ‘TENGO UNA NOVIA QUE SE LLAMA ROMERÍA’ y dice:

Les voy a contar la historia de mi novia. En su Libro de Familia aparecen los siguientes datos:

Nombre: Romería de Abona; fecha de nacimiento: junio de 1977; lugar de nacimiento: Granadilla de Abona; nombre de los padres: Ifara, Ifaya y otros amigos, unos 20 en total.

Amo a mi novia y necesito saber más de ella. Le pregunto a sus padres y me cuentan cosas que no están escritas en ningún documento, cosas personales que sólo ellos saben… me dicen que fue una criatura deseada, prematura y precoz. Deseada porque fue concebida conscientemente, prematura porque se gestó en apenas un mes, y precoz porque al nacer ya dio sus primeros pasos con un recorrido desde La Fuentita a El Calvario y vuelta a la Plaza de San Antonio. Le acompañaron tres carrozas, tres grupos y el camello de Fermín. Me aseguran que el padrino del bautismo, el Ayuntamiento, contribuyó con una cifra entre 60.000 y 100.000 pesetas (360-600 €)

Este junio cumple 34 años (hablando, claro, de 2010), pero a la Romería se le augura una larga y próspera vida. Hoy no sólo es el orgullo de sus padres, sino de todos los granadilleros. Es, sin duda, la joya de las Fiestas de La Villa. A su último cumpleaños acudieron 26 carrozas y 30 grupos folclóricos, y sus padrinos pusieron 30.000 euros.

Cada vez quiero más a mi novia. La he visto crecer año tras año y con el paso del tiempo está más hermosa. Sus padres nunca pensaron que su esfuerzo mereciera tanto la pena. Sigue soltera, pero tengo un buen aliado en su patrón, San Antonio, que va a interceder para que antes del próximo aniversario se case conmigo y… ¡a ver qué tal se portan los padrinos!.

En ambos escritos se describe de forma somera y veraz la génesis de este evento folclórico, de esta fiesta de magos itinerante y anual. Aunque lo de anual no es exacto, pues todos conocemos la excepcionalidad de los dos últimos años. Esperemos que ese paréntesis haya servido para recargar las pilas e impulsar con más fuerza este acontecimiento.

Hay un paralelismo evidente en mi relación personal con la sociedad en general por un lado, y con la Romería en particular por otro. Me explico: Mi vida social ha sido intensa, constante y variada. A lo largo de mis 843 meses de vida he participado en un sinfín de actividades sociales, como por ejemplo (bueno, fui hasta integrante del grupo coreográfico de carnaval ‘Los Bohemio’s porque aquí se me hacía chica la cosa) miembro de grupos de teatro tanto infantil como adulto, o como directora de rondalla folclórica infantil o como componente de varias comisiones de fiestas, o presidiendo la Asociación de Empresarios de Granadilla Centro, o como colaboradora de la Murga ‘Los Belillos’ (que aunque era masculina yo los ayudé bastante en sus ‘cositas’), o como participante de varios grupos folclóricos del municipio…

Pero de una de las cosas que más orgullosa me siento es la de mi vinculación al Club de Fútbol Sala Muebles Lety, al que presidí durante varias temporadas (fui la única mujer que presidió un club en la Segunda Categoría del Fútbol Sala Nacional de las mejores del mundo) Nuestra empresa dio nombre y patrocinó durante 25 años a este equipo que alcanzó grandes metas. En el año 2003 conseguimos ascender a la División de Plata, la Segunda Categoría a nivel nacional. Ahí estuvimos durante tres temporadas como máximos exponentes provinciales de esta disciplina hasta la disolución del club. Llegamos a contar con cuatro equipos filiales o dependientes en diferentes categorías, impartíamos clases a cerca de 200 alumnos, ofrecíamos charlas y clinics y se reconoció nuestra labor mediante sendas nominaciones por parte tanto del Ayuntamiento como de la Federación.

Mencionarles que laboralmente he sido mucho más estable que en mi vida social, pues siempre he estado ligada a Muebles Lety, la empresa familiar que fundamos mis padres y yo hace más de 50 años, y que llevaba el nombre diminutivo de mi madre Leticia. Hoy en día sigue abierto y dando un servicio público a sus clientes, aunque ha cambiado su denominación por la de Carylan, abreviatura de Carmen y Landy. Asimismo, el escaparate de nuestra empresa se ha renovado cada año no sólo en fechas de Fiestas Patronales sino también por Navidad, engalanándolo para dar más realce a los eventos correspondientes, y durante muchos años colaboré en la confección de las alfombras del Corpus Christi que hacíamos en la calle del Pino.

Por último, mencionarles que aporté mi granito de arena colaborando en dos medios de comunicación del municipio, como son el periódico ‘La Rendija’ cuando se editaba en formato físico o ‘de papel’, y también en la emisora de radio ‘FM Tiempo’ (los sueldos que yo me llevaba en todas estas cosas, ni se los imaginan)

Todo esto lo digo, primero porque no tengo abuela y, también, para mostrarles mi implicación con las actividades sociales de mi pueblo. El esfuerzo lo he puesto, y el resultado, al darme la oportunidad de ser ‘pregonera’, por lo visto también lo han valorado positivamente, por lo que les reitero las gracias.

Por otro lado, mi relación con la Romería también ha sido ‘densa’, ‘continua’ y ‘variada’. ‘Densa’ porque me he involucrado al máximo con ella para realzarla y hacerla cada vez mejor, tanto organizando como participando. ‘Continua’ toda vez que siempre, año tras año, la he vivido y disfrutado. Y ‘variada’ ya que he tocado todos los palos en cuanto a modos diferentes de participación se refiere.

Los primeros recorridos los hice encima de una carroza. La carroza de Muebles Lety siempre tenía una presentación diferente, con motivos muy trabajados y diversos que cada año se renovaban. Una vez hicimos la Torre de la Iglesia; otra, los Molinos del Agua de Santa Lucía; en una ocasión un molino de agua típico de la Isla de Lanzarote; un año imitamos un terrero de lucha canaria con dos bregadores luchando encima de la carroza; otro año el motivo principal fue un lagar; otro salimos con una farola canaria gigante con su vela encendida; también un pajar y patio canario… Más tarde salí con un burro, y también con cabras (me estoy refieriendo a la Romería). También he ido en el coche de San Fernando, ya saben, ‘un rato a pie y otro andando’; unas veces sola, por libre (que es como más me gusta), y otras en grupo, cantando. Y, en los últimos años, he ido a la Romería acompañada de mi querida carretilla.

Ahora les voy a contar algunas anécdotas de aquellas primeras romerías. Recuerdo cuando nos robaron una gallina clueca de la carroza de la primera Romería. Recuerdo tener que ‘guarecernos’ de la lluvia en el salón de los Fuentes, al final de una de ellas. Recuerdo aquellos festivales que se hacían en la Plaza de la Iglesia al finalizar el recorrido, y en los que participaban los grupos invitados, cansados y sudados. Recuerdo terminar el itinerario en la calle del Casino, en el descampado, donde se aparcaban las carrozas y se daba la papada. Recuerdo aquellas carrozas subiendo la pendiente del Cine Gardi, donde no pasó una desgracia de puro milagro, teniendo en cuenta el estado tanto de los conductores como de los vehículos. Recuerdo bruscos frenazos, con personas cayendo o quedando colgadas de las barandas.

Ex-miembros de la Agrupación Folclórica Ifara

Recuerdo a mi hermano, muy bebido, tratando de meter un burro en el Pub ‘Susie Q’. Recuerdo no poder ir al baile del sábado porque estábamos acabando de dar los últimos retoques a la carroza. Recuerdo estar hasta las tantas de la madrugada adornando las carrozas y salir a la Romería casi sin dormir. Recuerdo compatibilizar el hecho de ser miembro de la comisión y participante al mismo tiempo, con el estrés que ello conlleva. Recuerdo pasar a ver todas y cada una de las carrozas inscritas para valorarlas, corregirlas y darles el visto bueno a su participación. Recuerdo que nos levantábamos muy temprano para coger romero y esparcirlo a lo largo del recorrido, y lo bien que olía.

Recuerdo ir a buscar cosas típicas a casa de Celedonia, que nos prestaba un montón de ‘chamizos’ para ornamentar nuestra carroza, así durante unos cuantos años, hasta que una vez que se los fuimos a devolver nos dijo que nos quedáramos con ellos, que nos lo regalaba porque estaba convencida de que quedaba en buenas manos (gracias, Celedonia, desde aquí) y que nosotros le íbamos a dar un buen uso. Era una buena cantidad de objetos antiguos y típicos, que han pasado a formar parte de un museo que tenemos en mi casa y que, hoy en día, cuenta con cerca de 200 piezas, entre las que se encuentran utensilios de lo más variado. Menos mal, porque de haber seguido en esa casa se hubieran perdido ya que fue objeto de la visita de ‘okupas’.

En dicho museo se puede ver pesas, destiladeras, cerámica, cestas, maletas, pilas de lavar, trillos, muebles, máquinas de coser, cangos y un largo etcétera. Aprovecho la ocasión para ofrecerle a los responsables de la corporación que hagan una visita por allí, lo valoren y, si lo estiman oportuno, utilizarlo en el futuro para visitas grupales… ¡Ah, se me olvidaba, nos falta un arado, por si alguien lo quiere donar!

Se inician unas nuevas Fiestas Patronales y, por ende, estamos a las puertas de una nueva Romería. Cronológicamente sería la número 44 pero, de facto, va a ser la cuadragésimo segunda, o para decirlo de forma más llana, la 42, toda vez que las ediciones de los dos años anteriores, 2020 y 2021, se suspendieron o aplazaron debido a las restricciones derivadas del dichoso Covid. La gente tiene ‘hambre’ de diversión, y es lógico después de tanto tiempo.

Pero ese ansia de marcha no debe desbocarse ni tiene que estar reñida con el orden y el respeto a nuestras tradiciones. La Romería debe ser un evento que fluya en dos direcciones: desde dentro hacia fuera y viceversa. ‘Desde dentro’, los participantes o actores debemos ser respetuosos con las tradiciones y con las normas; me refiero al tema del atuendo, tanto de los que van subidos a las carrozas como de los que vayamos a pie; me refiero a seguir las instrucciones de la organización; me refiero al uso de las músicas tradicionales.

Y ‘desde fuera hacia adentro’, desde el punto de vista del público, respetando también a los organizadores, no invadiendo el recorrido, accediendo a las viandas que les brinden sin por ello interrumpir los bailes de los grupos o la marcha de los vehículos. Hay que tener en cuenta también a los otros de fuera, que vienen a ver un espectáculo autóctono de calidad, para que ese grupo se incremente cada edición. Se trata, en definitiva, del disfrute del actor y del espectador. Espero que cuando yo vuelva a estar aquí de pregonera, dentro de 843 meses, pueda decir bien alto otra vez: ¡Viva Granadilla, vivan las Fiestas y viva la Romería! Y espero verles a todos ustedes también »

Enlace al vídeo sobre ‘Carmencita’ y su reencuentro con el Grupo Ifara, publicado por el Ayuntamiento con motivo de las pasadas Fiestas Mayores 2022

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