El reciente fallecimiento de nuestro paisano Antonio Bello Pérez ha dejado una estela de mensajes y reconocimientos impresionante entre sus amigos y conocidos de todo el mundo con los que mantuvo relación profesional y personal a lo largo de su dilatada vida.
Uno de los colectivos más afectados por su pérdida han sido sus ‘colegas’ de profesión que por un motivo u otro coincidieron en algún organismo de investigación de los numerosos a los que estuvo ligado, así como sus ‘amigos’ más allegados, que son muchísimos. Hemos tenido acceso a algunas de esas notas de intercambio entre éstos, y en concreto hemos considerado interesante reproducir una de alguien que mantuvo con Antonio Bello una amistad y colaboración (por eso lo llama ‘amigo’ y ‘colega’) de más de 50 años, o sea, ‘toda una vida’.
Rodrigo, el ‘amigo’ y ‘colega’ a que nos referimos en este caso, en el preámbulo de su nota se dirige a otro aludiendo al fallecimiento del profesor Antonio Bello en los siguientes términos:
“…Sólo me queda decirle que el golpe ha sido muy duro y sentido por muchos en todo el mundo. Es verdaderamente increíble el número de mensajes electrónicos que he recibido en relación al fallecimiento de nuestro amigo Antonio.
Sin más por ahora y agradeciéndole la oportunidad de expresar mis ideas, abrazos.
Rodrigo”.
A continuación, reproducimos la mencionada nota:
«El profesor Antonio Bello Pérez fue un colega, gran amigo y sobre todo un científico extraordinario que combinó su capacidad apasionada para la investigación científica con su humanidad. Siempre fue capaz de traducir su ciencia e ideas en conocimientos prácticos para guiar a otros a adoptar puntos de vista y métodos consistentes con el mantenimiento de un medio ambiente sano.
En los más de 50 años que mantuvimos nuestra amistad y colaboración vi como Antonio, prácticamente sin ayuda, desarrolló la Nematología Agrícola en España. Creó una escuela de pensamiento autóctono adecuada a las necesidades del país. Estas ideas más tarde trascendieron a España y fueron adoptadas por muchos otros científicos en el mundo.
Cuando surgieron problemas con la fumigación de suelos con bromuro de metilo y otros hidrocarburos hidrogenados en la década de 1980, Antonio estaba preparado, sabía lo que tenía que hacer. Se unió al Comité de Opciones Técnicas para el Bromuro de Metilo [MBTOC, siglas en inglés] del Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas y fue clave para el desarrollo y la adopción del concepto de biodesinfección del suelo en todo el mundo. Esto proporcionó una alternativa válida y práctica a la utilización del bromuro de metilo en la producción de cultivos de alto valor.
Antonio educó y entrenó a numerosos estudiantes con sus ideas y tuvo tanto éxito con sus enseñanzas que hoy están practicándose no sólo en España sino en muchas otras naciones. España es hoy en día un modelo para la adopción de alternativas a la fumigación con químicos sintéticos.
Nuestra colaboración fue muy estrecha y aprendí mucho de él, lo que fue fundamental para mi investigación y pensamiento. Antonio fue siempre generoso y comprensivo, dispuesto a ayudar e intervenir en la solución de problemas de otros. Muchas veces en nuestras discusiones «acaloradas» en los cónclaves del MBTOC, era Antonio quién aportaba las ideas claves sobre cómo proceder con la investigación sobre alternativas al bromuro de metilo. Siempre tuvo tiempo para contribuir al desarrollo y apoyo de las sociedades científicas; sus aportes a la Organización de Nematólogos de América Tropical [ONTA] fueron numerosos y siempre apreciados.
Podría seguir enumerando sus muchos logros, pero es innecesario, todos los conocemos y sabemos que Antonio está entre los mejores como también sabemos que está entre los que nunca mueren. Cierro citándole cuando me decía: «Rodri, mira, ¡esto no puede ser!, ¡TENEMOS QUE HACER ALGO!». En verdad, sí, tenemos que hacer algo. ¡Gracias, Antonio!
Rodrigo»