Según la tradición de la religión Católica, que es la que nuestra sociedad conmemora, en la fecha de Nochebuena la Virgen María y San José llegaron a la posada donde les dieron alojamiento en el establo y donde en la madrugada del siguiente día, Navidad, tuvo lugar el nacimiento del niño Jesús.
No hay absoluta seguridad del porqué el día de Navidad se celebra el 25 de diciembre. El Solsticio de Invierno y el festival romano pagano llamado Saturnalia concidían durante diciembre. El solsticio del invierno es el día más corto del año, donde transcurre el menor tiempo entre el amanecer y el anochecer, y eso tiene lugar entre el 22 y el 25 de diciembre. Para los paganos esto significaba que el invierno llegaba a su fin y los periodos de luz comenzarían a crecer, acontecimiento que celebraban con un festival en el que adoraban al sol por haber vencido la oscuridad.
La Navidad como tal fue celebrada por primera vez en el siglo IV, durante la época del emperador romano Constantino y a raíz de su conversión al cristianismo, siendo también el artífice de la unión del “día del sol pagano” (el primer día de la semana) y el ‘sabbath’ (el día santo de los cristianos) que dio lugar a lo que ahora llamamos domingo.
En cuanto al Festival del Saturnalia, se celebraba alrededor del 25 de diciembre, por lo que Constantino eligió celebrar la Navidad en ese día. Algunas organizaciones que utilizaban un calendario diferente al de los romanos, como la iglesia Armenia, pensaban que la Navidad debía celebrarse el 10 de enero. En el calendario de la Iglesia Ortodoxa todavía usado en algunas iglesias en Rusia del este de Europa, la Navidad se celebra el 7 de enero.
San Agustín fue quien introdujo la Navidad junto con el cristianismo en Europa Occidental a través del Reino Unido en el siglo VI, pues procedía de los países que utilizaban el calendario romano donde celebraban la Navidad el 25 de diciembre. Así, poco a poco la gente de Gran Bretaña y de Europa occidental llevaron esta tradición por todo el mundo.
Aunque Nochebuena es la celebración que se lleva a cabo el 24 de diciembre de manera ‘previa’ al nacimiento de Jesús, como una preparación festiva, sin embargo nadie sabe a ciencia cierta cuando éste nació aunque tradicionalmente asociamos el acontecimiento a dicha fecha. Durante el día 24 se realizan obras representando el nacimiento de Jesús, se va a misa y se cantan villancicos. El interior de muchos hogares para esta fecha ya está ‘temáticamente’ decorado para la ocasión, con el árbol navideño y los regalos a sus pies.
Al día siguiente, el de Navidad, se dedica el día al descanso y la contemplación, se visita a los familiares y se comparte tranquilamente con ellos.
Según la tradición católica, mediante la cena de Nochebuena se celebra la víspera del nacimiento de Jesús y su origen viene de la Alta Edad Media, en que cada Navidad el Papa celebraba en la basílica de San Pedro las tres misas propias de la festividad: Una a medianoche llamada ‘misa del gallo’, otra a la salida del sol y otra al mediodía conocida como ‘misa mayor’.
Estas tres misas tenían un profundo sentido místico y de ellas provienen las dos comidas que se celebran hoy en día: La cena de Nochebuena y la comida de Navidad. Así, mientras en algunas zonas como Cataluña y Galicia se celebra con igual importancia las dos comidas, en otras como Castilla y Andalucía la más importante es la cena de Nochebuena, reuniéndose en torno a ella hasta tres y cuatro generaciones, no faltando velas para purificar, iluminar y fecundar ilusiones y esperanzas en un jovial y cálido ambiente familiar donde, sin prisas y en animada conversación, se disfruta de los mejores manjares.
No faltan hogares en los que aún se conserva la costumbre de levantarse de la mesa antes de medianoche para asistir a la «misa del gallo» en familia. Según la tradición, el gallo fue el primer animal en presenciar el nacimiento de Jesús y anunciarlo al mundo. Se considera ya como una fiesta de carácter cultural, ya que numerosas familias ateas también lo celebran. Sin embargo, los testigos de Jehová no celebran esta festividad por considerarla de carácter pagano.
La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés. Además de la Iglesia Católica, esta conmemoración la celebra también el 25 de diciembre la Iglesia anglicana, algunas comunidades protestantes y la Iglesia ortodoxa rumana.
Se tiene referencias de que ya en el siglo II un hombre llamado Telésforo (luego santificado) estableció las solemnes fiestas de la ‘Natividad’, que al principio eran movibles. Pero fue en Antioquía, probablemente en el año 386, donde Juan Crisóstomo comenzó a animar a la comunidad para unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre aunque ya parte de ella celebraba ese día desde al menos diez años antes.
Como señalamos, en el Imperio Romano las celebraciones de la Saturnalia durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre y, para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el Papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha, siendo finalmente el Papa Liberio quien decretara en 354 ese día como el del nacimiento de Jesús de Nazaret.
En cuanto a la verdadera fecha del nacimiento de Jesús, han sido varias las que se han fijado, celebrándose en la actualidad en cuatro fechas distintas: el 25 de Diciembre, así como el 6, 7 y 19 de enero. La Iglesia Ortodoxa Armenia, por ejemplo, la celebra el 6 de enero porque mantiene una tradición que viene de los siglos I y II donde la Navidad y Reyes eran una sola. En cambio, la Iglesia Ortodoxa Rusa lo festeja el 7 de enero, y los fieles del Patriarcado Armenio de Jerusalén, el 19 de enero.
La Biblia nos dice que, cuando nació Jesús, en ese momento «había pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño» (Lucas 2:8). Este pasaje estaría indicando que Jesús debió nacer en verano (entre junio y septiembre), debido a que entre diciembre y enero hace demasiado frío en Palestina como para quedarse a la intemperie cuidando animales.
Como podemos ver, esta fecha es una tradición del hombre. Jesús NO nació el 25 de Diciembre. Además en ninguna parte del Nuevo Testamento se manda que debemos celebrar el nacimiento de Jesucristo, pero lo que si habla es acerca de este acontecimiento glorioso. Hallamos de su nacimiento narrado en los libros de Mateo y Lucas, y de después de eso no hay mas información inspirada acerca del asunto. Lo que la Biblia NO dice es acerca del día, ni el mes de cuando nació Jesucristo. La Biblia NO menciona ninguna fecha.
Del análisis de ciertos fragmentos de los evangelios, así como de otros documentos de aquella época, algunos historiadores han extraído diferentes hipótesis sobre el nacimiento de Jesucristo, hablando de abril o mayo, mientras que otros concluyen que fue en septiembre u octubre.
Volviendo a la época de la celebración de la Saturnalia por los romanos, también se intercambiaban regalos entre ellos. Para dicha cultura, el 25 de diciembre se celebraba el nacimiento de Mitra, el dios iraní de la Justicia. Asimismo, el 1 de enero celebraban el año nuevo decorando sus casas con luces y dando regalos a pobres y a niños. Para entonces ya habían adquirido otras costumbres germánicas y celtas como el tronco navideño, los abetos y la comida, que también fueron incorporadas como propias del Festival de Navidad.
De manera que el 25 de diciembre no fue elegido para la Navidad porque fuese el nacimiento de Cristo, sino que era la mejor formar de sustituir la Saturnalia, una celebración pagana que, cuando el mundo eclesiástico se impuso, debía ser totalmente erradicada.
En definitiva, la iglesia cristiana eligió la fecha del 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús a modo de estrategia en su proceso de expansión, en el que sistemáticamente buscó absorber y fusionar sus celebraciones con los ritos paganos de los diversos pueblos convertidos.
El ritual de la Navidad fue evolucionando con los siglos, estando muy alejado lo que festejamos hoy día con lo de estas primeras navidades, respondiendo principalmente a costumbres originarias del siglo XIX y a la influencia de la sociedad de consumo.
De todos modos, la verdadera historia del origen de la Navidad no debe distanciar de sus creencias personales y familiares a quien las tenga puesto que la esencia de estas fiestas trasciende lo histórico y reside en lo emocional y lo espiritual, y está muy bien que así sea.
LA HISTORIA DEL ÁRBOL DE NAVIDAD Y DEL PESEBRE
Cuando en invierno los árboles perdían sus hojas, los germanos los vestían para que los espíritus buenos que en ellos habitaban regresaran pronto. Los adornos más comunes eran manzanas o piedras pintadas, siendo ése su origen práctico. Las bolas de cristal se incorporan alrededor de 1750 en Bohemia.
Buena parte de la tradición espiritual del Árbol de Navidad, en cambio, tuvo su origen en una leyenda europea que dice que durante una fría noche de invierno un niño buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa, que lo recibieron y le dieron de comer. Durante la noche el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios. Para recompensar la bondad de los ancianos, tomó una rama de un pino y les dijo que la sembraran, prometiéndoles que cada año daría frutos. Y así fue: aquel árbol dio manzanas de oro y nueces de plata.
Fue San Francisco de Asís quien populariza la costumbre de colocar un pesebre. En su viaje a Belén, en el año 1220, quedó asombrado por la manera como se celebraba allí la Navidad. Entonces, cuando regresó a Italia le pidió autorización al Papa Honorio III para representar el nacimiento de Jesús con un pesebre viviente. A partir de ese momento, la tradición se extendió por Europa y luego por el resto del mundo.
Hoy Papá Noel, el arbolito y el pesebre son los símbolos universales de la Navidad. Tan universales como la costumbre de desearles a tod@s y en todas partes ‘Felices Fiestas’.